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Crónica del alunizaje vivido por un ecuatoriano, hace 50 años

Crónica del alunizaje vivido por un ecuatoriano, hace 50 años
14 de julio de 2019 - 00:00 - Fausto Segovia Baus

Quien escribe estas líneas tenía en julio de 1969 21 años y viajaba a Europa por primera ocasión, a un foro mundial de juventudes, en la ciudad de Nottingham, Inglaterra.

En las siguientes líneas, un breve relato de la aventura espacial y el desconcierto que viví junto a otros congéneres, en el aeropuerto J. F. Kennedy, de Nueva York.

Un gran salto

El viaje planificado desde Ecuador a Europa se truncó en Nueva York cuando el 20 de julio ese año, los itinerarios de miles de pasajeros, de varias partes del mundo, colapsaron en el aeropuerto J. F. Kennedy con la noticia de la llegada por primera ocasión de los astronautas americanos a la Luna.

Por circunstancias de la vida estuve allí –en Nueva York- cuando el primer ser humano posó sus pies en el satélite terreste.
En todos los sitios del orbe retumbó una frase histórica pronunciada por Neil Armstrong, astronauta estadounidense: “Este es un pequeño paso para el ser humano; un salto gigantesco para la humanidad”.

Aunque algunos consideran que este suceso fue un fraude, deseo relatar la experiencia real que viví en la ciudad de Nueva York, aquel día cuando por obra y gracia del destino, y del viaje al cosmos de los astronautas Neil Armstrong, Edwin Aldrin y Michael Collins me quedé “varado” en el mencionado aeropuerto y fui testigo de este acontecimiento mundial.

El itinerario de mi viaje a Inglaterra fue diseñado con rigor y en forma personal por el empresario quiteño Rubén Proaño, ejecutivo de Metropolitan Touring. Esta ruta se hizo añicos por una razón de fuerza mayor: ¡el 20 de julio de 1969 llegaba el primer ser humano a la Luna!

Pantalla gigante
Cientos de personas se agolpaban en los counters del aeropuerto neoyorquino para preguntar sobre sus vuelos y conexiones.
La respuesta era la misma: “vuelos cancelados”. Ante esa situación no había otra alternativa que esperar.

Y la espera se hizo eterna… primero porque no había dónde pernoctar: el suelo del aeropuerto era nuestra cama y el sueño nuestro acompañante. Mientras, los pasajeros en tránsito dirigíamos la mirada a una pantalla gigante, en blanco y negro, que daba, al principio, señales difusas y sonidos incongruentes, en tanto los altavoces del aeropuerto anunciaban la… ¡noticia del siglo!

Después de un tiempo prolongado hubo un murmullo, que fue aumentando. Todo el mundo se levantó y centró su atención en la pantalla que, al principio, era negra; luego gris, y finalmente blanca.

Babel increíble

Recuerdo que existía una expectativa enorme entre todos los pasajeros, quienes, ávidos de noticias espectaculares, sentíamos una emoción increíble. “Se va hundir”, “No, parece arena”, “Es blanca, y ya baja Neil (Armstrong)”, decía la gente en varios idiomas.

En eso, alguien comenzó a gritar en voz alta la cuenta regresiva y todos, sin excepción, comenzamos a exclamar: “…Five, four, three, two, one…”. Y gritábamos de alegría sin límites, en esa Babel improvisada, mientras abrazábamos a desconocidos y muchas personas lloraban de emoción con los ojos clavados en la pantalla. Fue un momento emocionante que no olvidaré jamás.

El 20 de julio de 1969 pasó a la historia. La frase pronunciada por Neil Armstrong: “Este es un pequeño paso para el ser humano; un salto gigantesco para la humanidad”, resultó ser la más famosa del siglo XX. Acto seguido, una bandera desmontable fue enarbolada por primera ocasión en el espacio extraterrestre.

Y la caminata sobre la Luna continuó, a saltos y brincos, en tanto la cámara se acercaba y delataba los surcos de la suela del zapato de Armstrong, mientras en el horizonte negro se veían montañas y la propia cápsula con destellos brillantes.

Contexto

Tres sucesos contribuyeron a que esta hazaña se cumpliera: la competencia espacial entre Estados Unidos y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas; la invasión fracasada de Bahía de Cochinos; y el anuncio de J. F. Kennedy, presidente de Estados Unidos, de colocar un hombre en la Luna antes del fin de la década (60’).

La misión Apolo 11 arrancó el 16 de julio de 1969 desde Cabo Cañaveral. Se trataba de un cohete de 111 metros de altura y 2.800 toneladas de peso. Tras 102 horas de viaje, 46 minutos y 02 segundos, el Águila aterrizó –alunizó-, a apenas 6 kilómetros del objetivo, en el Mar de la Tranquilidad. Michael Collins, el tercer astronauta, orbitaba solo la Luna, muy atento a los sucesos que acaecían en la superficie lunar. Los mitos y leyendas sobre la Luna y sus misterios habían terminado, en cierto modo.

De esta manera se hizo realidad la meta de John F. Kennedy cuando el 25 de mayo de 1961 pronunció ante el Congreso de Estados Unidos las siguientes palabras: “Creo que esta nación debe proponerse la meta, antes de que esta década termine, que el hombre pise la Luna y vuelva a salvo a la Tierra”. Y lo cumplió.

Las consecuencias científicas, políticas, económicas y sociales de esta hazaña cósmica todavía se sienten.

Mi viaje, otra historia

Fui invitado a un congreso internacional de juventudes a realizarse en Nottingham, Inglaterra, a fines de julio de 1969.

Y el periplo fue uno de los más largos y baratos para esa época: Quito-Miami; Miami-Nueva York; Nueva York-Keykiavik (Islandia)-Luxemburgo-Bruselas (Bélgica) –Londres (Inglaterra), y de ahí hasta Nottingham en tren. Un poco atrasado, con sueño pero contento llegué a mi destino, la famosa tierra de Robin Hood. Pero eso es otra historia. (I) 

Datos curiosos
1. Una persona que pese 45 kilos, en la Luna pesaría 8,05 kilos.
2. Sin traje espacial en la Luna, la sangre hierve instantáneamente.
3. En la Luna es imposible silbar.
4. Ha llegado más gente a la Luna que a las profundidades de los océanos.
5. James. B. Irwin, astronauta del Apollo 15, fue la octava persona en caminar sobre la Luna el 30 de julio de 1971.
6.. La última persona que pisó la Luna lo hizo en 1972.
7. En la Luna no hay viento ni sonido.
8. La superficie de la Luna es más pequeña que Asia.
9. Cada año la Luna se aleja de
la Tierra 3,8 centímetro.
10. Que las personas actúen
de forma extraña durante
la Luna llena es un mito.

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