Primero se dio la disposición de tener preparados los misiles para atacar las bases militares estadounidenses en terreno surcoreano y en el océano Pacífico, así como contra objetivos en Estados Unidos y en las islas de Guam y Hawai en cualquier momento. 

Ayer Corea del Norte anunció que las relaciones con Corea del Sur se encuentran en “estado de guerra”, a raíz del repunte de las tensiones entre ambos países y de las sanciones por parte del Consejo de Seguridad de la ONU,  informó la agencia estatal norcoreana, KCNA.

“De ahora en adelante las relaciones entre el Norte y el Sur se adentran en un estado de guerra. Todos los problemas a nivel de Estado que surjan entre el Norte y el Sur serán abordados de esta forma”, señalan en un “comunicado especial” el Gobierno norcoreano, los partidos políticos y otras instituciones.

Con esta declaración, indica Pyongyang en el comunicado, se pone fin a la situación en vigor hasta ahora entre Corea del Norte y Corea del Sur que no era “ni de guerra ni de paz”. El líder de Corea del Norte, Kim Jong Un, apela a “una batalla final a vida o muerte" para terminar con “la historia de un largo enfrentamiento con Estados Unidos y dar comienzo a una nueva era”.

Así, Kim lanza un ultimátum a Seúl y a Washington, y les advierte de que, ante “la menor provocación actuará de forma inmediata” con un “ataque nuclear sin piedad”.
En este caso, Corea del Norte enfatiza que se desatará una “guerra sin cuartel, una guerra nuclear”.

“No será una guerra de tres días, sino una guerra relámpago en la que Corea del Norte ocupará todas las áreas de Corea del Sur (...) en una única ofensiva”, asegura Pyongyang en comunicado con un tono desafiante y cargado de alusiones a los surcoreanos como “títeres belicistas” en manos del “imperialismo” estadounidense.

El Gobierno norcoreano considera que las amenazas proferidas por Estados Unidos y Corea del Sur “han rebasado los límites” y han pasado de “la fase de la amenaza y el chantaje a la temeraria fase de guerra actual”.  
 
La declaración de “estado de guerra” que realizó Kim Jong-un a Corea del Sur ha provocado que potencias mundiales se manifiesten.

Francia pidió a Pyongyang que se detengan las amenazas. El ministro de Relaciones Exteriores de Alemania, Guido Westerwelle, llamó a Corea del Norte a “dejar de jugar con fuego”. Rusia en cambio se dirigió a ambas Coreas y a Estados Unidos y pidió responsabilidad.

Lo mismo hicieron países de Suramérica como Chile y Ecuador. El Gobierno ecuatoriano hizo el viernes un llamado a la cordura, al diálogo y la paz ante los últimos acontecimientos entre Corea del Norte y del Sur y pidió a Estados Unidos que detenga sus maniobras militares en esa zona para evitar más tensiones.

A través de su cuenta de Twitter el Viceministro de Relaciones Exteriores e Integración Política de la República del Ecuador, Marco Albuja, en nombre del Gobierno, pidió responsabilidad mundial para detener la escalada que puede ser irreversible en la península coreana. “Ecuador, ante esta peligrosa coyuntura, exige que los países que posean bombas nucleares y amenazan a la humanidad, destruyan sus armas de exterminio masivo”.

En tanto que el Gobierno chileno criticó la declaración de guerra. Llamó a Corea del Norte a deponer su “actitud beligerante” hacia Corea del Sur y Estados Unidos, al tiempo que conminó a ese país a retomar el camino de la “moderación”.