La polarización entre quienes apoyan al presidente brasileño, Jair Bolsonaro, y los que lo rechazan escaló hasta un nivel máximo durante los días de cuarentena en todo el país, ya que dicha  nación cuenta con 16.792 muertos y 254.220 casos confirmados de covid-19.

Todos los días, cerca de las 20:30 horas de Brasilia, el presidente suele dar un discurso en cadena nacional. A veces altera el horario o se pronuncia en vivo por las redes sociales. En esos momentos, las cacerolas comienzan a ser golpeadas en los ventanales de los edificios, de sur a norte del país.

Los gritos de ventana a ventana producen nuevas amistades entre quienes profesan la misma tendencia política. Pero también surgen nuevos enemigos, como ocurrió el lunes en un edificio del barrio de Perdizes, al oeste de la ciudad de Sao Paulo, donde la Policía investiga disparos entre vecinos, mientras se producía uno de los cacerolazos contra Bolsonaro.  Nadie murió, según reportes. (I)