Dos edificios de oficinas se derrumbaron en la noche de hoy en el centro de Río de Janeiro por una explosión causando al menos cuatro heridos, informaron fuentes oficiales.

El alcalde de Río de Janeiro, Eduardo Paes, confirmó el derrumbe de los dos edificios, uno de veinte pisos y otro de diez plantas, dijo que todavía no se sabe el número de desaparecidos y que por lo menos cuatro personas fueron rescatadas entre los escombros y trasladadas al hospital Souza Aguiar.

La Defensa Civil de la ciudad brasileña informó en un primer momento que se habían registrado once víctimas "entre muertos y heridos", pero no se ha confirmado la existencia de fallecidos.

Un gran número de ambulancias y de vehículos de cuerpos de bomberos trabajaban esta noche en el socorro a las víctimas en el lugar del accidente, en la calle Treze de Maio, junto al edificio histórico del Teatro Municipal.

Varios testigos explicaron que se escuchó una fuerte explosión antes de que se viniera abajo el edificio de cerca de 20 pisos, cuyo derrumbe afectó a la estructura de dos predios vecinos, uno de los cuales, de diez plantas, también se desplomó.

Algunas personas dijeron que había olor de gas en la zona, pero las autoridades no han confirmado esta información.

Varios vehículos estacionados en los alrededores quedaron cubiertos por un manto de escombros y una nube de polvo que se extendió por esta zona céntrica, una de las más transitadas de la ciudad brasileña en horario comercial.

El lugar del accidente es el más céntrico de Río de Janeiro, una zona de edificios de oficinas y de tiendas, muy próximo del Teatro Municipal y a una cuadra de la Cámara Municipal y de la sede de la petrolera estatal Petrobras y del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES).

El hecho de que el derrumbe se haya producido de noche evitó una tragedia de grandes proporciones ya que por la zona circulan de día miles de personas.

Después del derrumbe el metro cerró las cuatro estaciones más próximas al accidente como medida preventiva, según informó la dirección del tren subterráneo. EFE