El fin de semana llegaron 6.000 nuevos migrantes a las costas de Italia; todos piden ser aceptados en el país en calidad de refugiados. Sus historias son parecidas: vienen huyendo de la pobreza y de la violencia del África Subsahariana y entre ellos hay embarazadas y niños solos.

Con ellos, la cifra total de personas que arriesgan sus vidas en el mar Mediterráneo llega a 103.000, según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).

El último bote lleno de migrantes fue socorrido por la operación europea Tritón, coordinada por los guardacostas italianos. “El ACNUR refuerza su presencia y actividades en Grecia y en el sur de Italia en respuesta al aumento del número de refugiados y migrantes que están llegando por mar al sur de Europa en este año”, declaró Edwards.

La mayoría de los inmigrantes que llegan a Italia proviene de Eritrea, Somalia, Nigeria, Siria y Gambia, mientras que los que alcanzan las costas de Grecia son principalmente sirios y afganos.

En este primer país, Eritrea, justo ayer la ONU denunció detenciones arbitrarias, torturas, asesinatos y desapariciones de personas contrarias al régimen, y esclavitud sexual.

En 2014, 283.000 personas entraron ilegalmente en la Unión Europea (UE), de las cuales 220.000 lo hicieron atravesando el Mediterráneo.

Solo a la isla de Lesbos, a unas horas de Turquía, llegan diariamente 600 personas en botes rudimentarios, ya sea de madera o hechos con neumáticos. Se pasó de una cifra total de 1.732 migrantes entre enero y febrero, en que la travesía es más peligrosa por el clima invernal, a 7.200 en mayo.

El ACNUR distribuye sacos de dormir y kits de higiene entre los recién llegados, pero solicita un refuerzo de las ayudas tanto a las autoridades griegas como a otras ONG. (I)