Río de Janeiro se ha convertido en estos últimos días en la capital mundial del fútbol y, por ende, del turismo, lo que se traduce en esperas interminables en las principales atracciones turísticas de la ciudad brasileña.  

Las visitas al Cristo Redentor, que corona el cerro del Corcovado, por ejemplo, se han disparado desde que comenzó el Mundial de fútbol Brasil 2014 el pasado 12 de junio, según datos divulgados este fin de semana por el secretario municipal de Turismo, Pedro de Mello.

En las 2 primeras semanas del Mundial 130.000 personas, entre brasileños y extranjeros, visitaron el Cristo.

Miles de personas suben diariamente al cerro del Corcovado donde se encuentra la colosal escultura para disfrutar de las vistas que el emplazamiento ofrece.

Esta afluencia masiva de visitantes a uno de los puntos más emblemáticos de la ciudad supone filas de entre 3 y 4 horas en la playa de Copacabana, punto principal para tomar las furgonetas que suben al Cristo, según la empresa encargada del transporte.

Una vez en la cima del Corcovado, después de unos 40 minutos de subida y 51 reales ($ 23,18) de entrada por persona, la visita puede prolongarse hasta las 19:00, pero tampoco la bajada escapa a las colas.

El Cristo Redentor no es la única atracción turística de Río que ha aumentado sus visitas y sus esperas, también el cerro del Pan de Azúcar ha multiplicado su afluencia en los pasados 15 días y ha pasado de los 3.000 turistas habituales a los 8.000.

Néfer, colombiana recién llegada a Río, explica que la espera de 2 horas que ha soportado para subir al cerro Corcovado “merece la pena, ya que las vistas son incomparables”, pero temía que afrontaría una demora similar en el resto de sus visitas turísticas.