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Descubra la riqueza histórica de los Balcanes (Galería)

La arquitectura medieval de las ciudades balcánicas atraen la atención de los turistas.
La arquitectura medieval de las ciudades balcánicas atraen la atención de los turistas.
14 de diciembre de 2014 - 00:00

Hay una palabra para describir a Eslovenia, esa es biodiversidad. A este país le corresponde menos del 0,004% de la superficie de la Tierra y pese a ello, en este territorio vive más del 1% de todos seres vivos y más del 2% de las especies continentales.

Eslovenia es considerada el tercer país de Europa con más bosques. Alrededor del 60% de esta nación está cubierta por ellos. La cobertura boscosa no cesa de crecer; cada año se plantan más de un millón de árboles.

Tiene llanuras, ríos y lagos con sus respectivos pueblos pintorescos salpicando el paisaje. Es un país independiente desde 1991 y los ancestros de los eslovenos eran los eslavos que se trasladaron al territorio de la actual Eslovenia desde los Cárpatos en el siglo VI.

Un siglo más tarde ya fundaron el país eslavo más antiguo conocido —el principado de Carantania—. Pero no duró mucho.

Según lo describe la página Slovenia Info, este país formó parte del Reino de Yugoslavia y, al final de la segunda Guerra Mundial, parte de la República Federal Socialista de Yugoslavia. Tras más de 60 años en Yugoslavia se forjó un consenso entre los eslovenos: el de emprender el camino de la independencia.

Un destino turístico familiar

Eslovenia —no Eslovaquia— es una de las grandes desconocidas de la nueva Europa. Eslovenia es un destino turístico familiar ideal. Algunos blogsespecializados en turismo recomiendan recorrer este país en automóvil. En este transporte es posible conocer el mar y la montaña. Los turistas pueden recorrer el norte alpino —no olvidemos que es la región más boscosa del continente—, y el sur bañado por el Adriático, y un interior eminentemente rural. En el centro, la capital Liubliana deslumbra y sorprende por su elegancia, belleza y vitalidad. Un artículo publicado en el diario español La Vanguardia señala que la parte norte es quizá la más bonita del país. Los Alpes Julianos, los más orientales de la gran cordillera europea, son uno de sus principales atractivos, con el Triglav —el monte más alto de Eslovenia— como punto de referencia. Uno de los lugares más concurridos es el Lago de Bled enclavado en las grandes montañas.

En otoño, las colinas de las montañas están llenas de árboles con hojas de diferentes tonalidades. En la época primaveral, las colinas se tornan más verdes y, aunque no sea tan colorido como en otoño, el lago llama la atención. En medio del lago hay una isla con una torre en medio: la Iglesia de la Asunción. Esta iglesia fue construida a finales del siglo XVII y tiene frescos bien conservados sobre la vida de la Virgen María; abre a partir delas s 8:00 para ser visitada y no cierra hasta que baja el sol.

Para llegar a la isla se puede usar un barco (pletna), cuya apariencia es muy semejante a la de las góndolas. La mejor época del año para visitar el Lago de Bled es durante los meses de calor, ya que llueve durante el resto del año.

Si hay buen tiempo, se puede pasear por el parque y sus senderos siempre bien señalizados. Durante tu paseo, quizás te interese visitar el castillo, que bien vale subir la cuesta que llega a él. El castillo es del siglo XVII, pero fue renovado durante el último siglo. Quienes lo visiten, encontrarán un museo de la historia del castillo y de la región con varios objetos medievales expuestos. Desde allí se puede disfrutar de una vista privilegiada de todo el lago y los alrededores. También hay una bodega donde podrás comprar vino y otros productos, propios de esta región.

Este lugar es un paraíso para losmantes de las actividades al aire libre. Además del senderismo, también se puede disfrutar de deportes de aventura como parapente, paracaidismo y vuelos escénicos; además se puede alquilar bicicletas para visitar el parque.

La visita a Eslovenia nunca estará completa si no concurrimos a las cuevas Zelške jame que forman parte del listado de la Unesco por sus singulares formas, entre las que destacan algunas aperturas naturales en los techos de sus cuevas que conforman pequeños puentes solo accesibles para los más valientes. Este espectáculo natural está protegido desde 1949 en la Reserva Natural Rakov Škocjan.

Croacia en la ruta de los Balcanes

La superficie de este país es equiparable a la del Lago Michigan, en Chicago, Estados Unidos. Así de pequeño es Croacia, un país donde su población es de apenas 4,5 millones de habitantes. Aunque es una nación pequeña, es considerada un gigante costero. Su litoral cuenta como más de mil islas e islotes.

De ese amplio abanico, apenas 66 islas están habitadas. De acuerdo con la revista Traveler, entre las opciones, destacan la pequeña ‘micronesia adriática’ de las islas Kornati, que presume de un mundo submarino repleto de vida, Rovinj y la costa de Istria o Korcula, que parece un Dubrovnik en miniatura. También se destaca Hvar en la Dalmacia Central que cuenta con los mejores restaurantes del Adriático.

El Gobierno croata ha colocado al turismo náutico como uno de los 10 productos principales de la estrategia de desarrollo del turismo hasta el año 2020 y planea duplicar casi hasta esa fecha la oferta actual.

En el país ya existen decenas de empresas de alquiler con sus puertos deportivos, barcos de vela, barcos a motor, catamaranes y yates de lujo. Croacia, de hecho, tiene muchas ciudades que merecen ser visitadas.

Zagreb, por ejemplo, es considerada la ciudad de museos, una urbe donde hay una gran variedad de instituciones culturales y de exposiciones y la mayoría son únicos en el ámbito del país. Esta urbe se divide en 3 distritos y el centro histórico es el Gorni Grad.

La parte moderna de la ciudad se llama Novi Zagreb, sus calles y plazas fueron fundadas hace menos de 50 años. Los rascacielos, centros de negocios y complejos destinados al entretenimiento atraen a los visitantes.

Cerca de Zagreb está localizado el Parque Nacional de los Lagos de Plitvice, un paraíso natural donde se puede disfrutar de extensos bosques y lagos de color turquesa. Dubrovnik, la perla del Adriático, es reconocida por su naturaleza y su atmósfera mediterránea.

La Riviera de Dubrovnik es la región sureña de Dalmacia. Esta ciudad fue fundada en el siglo VII. La Unesco incluyó a esta ciudad en la lista de valores culturales y naturales del mundo. En la época medieval, el tiempo de su florecimiento, Dubrovnik era el centro cultural y económico más famoso del Mediterráneo. Este puerto era popular entre pintores, escritores y poetas. No se puede imaginar un destino mejor para las vacaciones que Dubrovnik.

Con el apoyo del Gobierno croata, la ciudad tuvo que hacer un esfuerzo para recuperar el espíritu de lugar idílico. Tras meses de cuidadosos trabajos de rehabilitación, la ciudad se encuentra conservada.

Quizá porque parece una ciudad pequeña, Dubrovnik es más un lugar de paso que destino de larga permanencia. La periodista española Martha Rivera de la Cruz advierte que cada día, los cruceros se detienen en la ciudad para que cientos de turistas hagan una visita rápida al casco antiguo. “Los visitantes fugaces se darán cuenta enseguida de que el lugar merece mucho más tiempo y atención”.

Dubrovnik tiene a sus espaldas 1.400 años de historia. Desde su fundación en el siglo VII hasta su independencia en 1372 (cuando se convirtió en la república de Ragusa) estuvo gobernada por bizantinos, venecianos y húngaros, que dejaron su impronta en la arquitectura. La extraordinaria pujanza de la república y su poderío económico y militar se hizo notar en las soberbias construcciones, muchas de ellas destruidas tras un terremoto en abril de 1667 y vueltas a levantar sin perder su magnificencia. Además, la ciudad está circundada por una imponente muralla de casi 2 kilómetros, construida fundamentalmente en el siglo XIV y que constituía un eficaz baluarte defensivo.

Playas de ensueño en Montenegro

Montenegro es un destino turístico poco conocido por la mayoría de los mortales, pero es el sitio preferido de muchas estrellas de cine. Tiene playas de ensueño sobre el azul del Adriático, montañas y una vida nocturna febril, cocina refinada, y lo mejor de todo, precios de no creer. El país decidió adoptar como moneda el euro, aunque no forma parte de la zona del euro, lo que permite que los precios sean tan bajos. Kótor es el mayor atractivo de la costa montenegrina. Ubicada al pie de los Balcanes, al fondo del fiordo —depresión del continente invadida por el mar— más austral de Europa, esta ciudad amurallada fascina al visitante con su arquitectura veneciana. Con sus calles estrechas y sinuosas, conserva el trazado de los tiempos medievales.

Además de la muralla, con sus puertas, que constituye el primer monumento de la aglomeración, un gran número de construcciones romano-bizantinas, góticas y renacentistas (catedral, iglesias, palacios) son un testimonio de un pasado medieval que se desarrolló entre Bizancio y Roma, entre los Balcanes y Europa occidental.

Budva también tiene su encanto

Esta es una ciudad costera de Montenegro, ubicada en la zona central del sur del país. Es un centro turístico reconocido por sus playas de arena, vida nocturna y arquitectura mediterránea. Es la segunda urbe más poblada de Montenegro y una de las ciudades más antiguas del Mediterráneo.

El principal atractivo de Budva son sus preciosas playas. La más famosa es Mogren que se encuentra entre varios acantilados y a la que se accede a través de un sendero que lleva al casco antiguo. Su nombre se debe a un marinero que llegó a la playa procedente de una galera española hundida por un barco pirata. Otras playas conocidas de Budva son Ricardova glava, Pizana o Slovenska.

Esta ciudad está dividida en la parte nueva y la antigua. Mientras que la primera acoge la parte moderna con centros comerciales y restaurantes, la segunda se encuentra amurallada y a lo largo de ella se levantan los principales monumentos arquitectónicos.

El más representativo es la iglesia de San Iván, donde destaca su alto campanario construido en el siglo XIX que despunta sobre los demás edificios y es uno de los emblemas de la ciudad. Con todos estos atractivos, resulta difícil no enamorarse de los Balcanes.

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