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El Telégrafo

Presidente iraní visita Ecuador para fortalecer vínculos

Presidente iraní visita Ecuador para fortalecer vínculos
13 de enero de 2012 - 00:00

Pasado el mediodía de ayer,  el presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, arribó a la base aérea de Guayaquil, acompañado de una comitiva de 16 funcionarios.

Para que aterrice el avión presidencial iraní, el aeropuerto José Joaquín de Olmedo fue cerrado brevemente. Mientras que en la pista se acomodó una alfombra roja y se ubicaron los uniformados encargados de rendir los honores del caso.

A la espera del mandatario extranjero estaban el canciller Ricardo Patiño, el gobernador del Guayas, Roberto Cuero y una escuadra de guardiamarinas integrada por más de una veintena de hombres y seis mujeres.

Al bajar del avión el Presidente iraní, Patiño lo saludó con un apretón de manos. Con la ayuda de un traductor intercambiaron algunas palabras.

Luego del saludo de las autoridades locales, tanto civiles como militares, se entonaron las notas del Himno Nacional del Ecuador. En la pista flameaban las banderas ecuatoriana e iraní.

A su arribo, Ahmadineyad pasó revista a los guardiamarinas y luego se trasladó  a la sala VIP de la base aérea, donde permaneció por alrededor de 15 minutos.

Durante este lapso, bajó por la escalera trasera una comitiva de seis mujeres, que vestían largas túnicas negras. Estas prendas se conocen como hiyab o velo islámico.

Entre ellas estaba la esposa de Ahmadineyad. Las señoras fueron recibidas por una delegación femenina de funcionarias de la Cancillería ecuatoriana y dirigidas apresuradamente a una sección de la sala VIP.

En el interior de la sala de espera de la base, el Presidente persa y su comitiva masculina rezaron por 10 minutos con la vista dirigida hacia La Meca, como lo dictan las costumbres islámicas.

El acto se llevó a cabo bajo estrictas medidas de seguridad y sin que la prensa tenga acceso a la ceremonia. Allí solo estuvieron Patiño y Cuero.

Declaración

Antes de la llegada de Ahmadineyad, el embajador de Irán en Ecuador, Mayib Salehí, rechazó el bloqueo económico interpuesto por Estados Unidos. El diplomático indicó que las acusaciones que Washington hace contra Teherán son falsas y  forman parte de una cortina de humo para distraer la atención del mal manejo de la política exterior norteamericana.

El representante iraní destacó que el bloqueo no es nada nuevo, porque rige desde que ganó la Revolución Islámica, hace ya 30 años. Agregó que pese a ello, Irán produce 4,5 millones de barriles día de petróleo, lo que los convierte en el tercer productor del mundo.

Explicó que pese a las presiones internacionales son el sexto poder económico del mundo.

“Lo que quieren es afectar la economía del pueblo iraní. Y eso no lo vamos a permitir. No vamos a estar cruzados de manos. Cortaremos el Estrecho de Ormuz para que no salga el crudo. Por ese canal sale el 45% del petróleo del mundo y además del gas” provenientes de Arabia Saudí, Kuwait e Irak, sostuvo Salehí.

El funcionario islámico dijo que su nación es un país de paz, que no se ha enfrentado a nadie en 300 años. Señaló que los terroristas son quienes han matado a civiles en Irak y Pakistán. Además, expresó que quienes son terroristas son aquellos que  tienen cárceles como Abu Graib, Guantánamo y prisiones clandestinas en Europa.

El diplomático informó que los inspectores de la Organización de las  Naciones Unidas (ONU) monitorean las 24 horas las plantas de energía nuclear de su país, por lo tanto,  aclaró que no desarrollan bombas atómicas. Mencionó  que los mayores poseedores de armas de destrucción masiva son quienes ya las han usado.

Aseguró que Irán no atenta  contra los derechos humanos. El embajador advirtió que  nadie cree en el doble discurso de Washington. Puso como ejemplo que luego de la forma en que se trató a los integrantes del movimiento Ocupa Wall Street quedó claro quién no respeta los derechos humanos.

Salehí afirmó que la visita de Ahmadineyad tiene como objetivo  fortalecer los lazos comerciales y culturales que hay entre ambos países. Contó que hay planes concretos en el sector agrícola y que se planea traer tractores iraníes para que sean vendidos en Ecuador.

Además se espera sembrar en la costa de nuestro país una variedad de arroz propio de Irán, para luego llevar la gramínea a países de Medio Oriente.

Otro de los sectores en los que se planea invertir es el energético. En esta área hay proyectos para los sectores hidroeléctrico y petrolero. Salehí dijo  que hay planes de invertir 50 mil millones de dólares en Ecuador.

Viaje a Quito

Luego de permanecer una hora en Guayaquil, Ahmadineyad partió a Quito en un avión Boeing 727 de la Fuerza Aérea Ecuatoriana (FAE). En el trayecto los acompañó el canciller Patiño.
Ya en la base aérea Mariscal Sucre, granaderos de Tarqui esperaban para ofrecer nuevos honores al gobernante persa. Al igual que en el puerto principal, el aeropuerto de la capital fue cerrado brevemente.
Una vez que aterrizó la aeronave, Ahmadineyad, Patiño y la comitiva iraní se dirigieron al Palacio de Carondelet, donde los esperaba el presidente ecuatoriano, Rafael Correa.

El retraso de una hora y 15 minutos no fue obstáculo para que cientos de ecuatorianos se ubiquen  en las afueras de la base aérea del Aeropuerto Mariscal Sucre y en la Plaza de la Independencia, para dar la bienvenida a Ahmadineyad.

El mandatario iraní llegó a la capital a las 14:15, en medio de una tarde soleada y con una temperatura de 24 grados centígrados.

Mientras los Granaderos de Tarqui que formaron una calle de honor hicieron sonar sus trompetas, dos niños le entregaron ramos de flores. La asambleísta del movimiento oficialista  PAIS Betty Carrillo se acercó a saludar personalmente y obtuvo como respuesta una venia.

Con las dos manos en alto y con la señal de la “V” en sus dedos, saludó a los presentes que no se perdieron un minuto de lo que hacía Ahmadineyad, quien estuvo acompañado de sus colaboradores y de las mujeres que vestían de negro.

El Jefe de Estado iraní, que lució un terno gris, estuvo casi treinta minutos en el casino de oficiales de la FAE, en la Base Aérea de Quito. Allí  aprovechó para cambiarse de leva y arribó a las 15:25 al Palacio de Gobierno con un terno negro.

En Carondelet fue saludado por cientos de compatriotas que flameaban las banderas de Ecuador e Irán.
“Bienvenido, señor Presidente de Irán, sabemos que no es malo como dicen que es”, dijo Manuel Verdesoto, un empleado privado que estuvo en el lugar, al referirse a las versiones de la prensa internacional que lo acusan de tener fines bélicos y desarrollar armas nucleares.

Uno de los manifestantes, Alejandro Tuala, perteneciente a una organización barrial de Guayaquil, dijo que viajó a Quito para apoyar al gobierno iraní “porque también es un gobierno revolucionario y el pueblo ecuatoriano debe apoyarlo, porque otros gobiernos, como Estados Unidos, siempre han querido aplastarlo”.

Los manifestantes portaban pancartas con mensajes como “muerte al imperialismo, viva la revolución iraní” y “las fuerzas revolucionarias del Ecuador están con la revolución iraní”.

Las estrictas medidas de seguridad incomodaron a muchos propietarios de locales comerciales de la zona de la Plaza de la Independencia.  “Ya estamos acostumbrados a este tipo de visitas”, dijo Carlos, un propietario de un local del Portal Arzobispal, quien dijo estar de acuerdo con el presidente Correa de mantener relaciones con todos los países del mundo.

A su ingreso al Palacio de Gobierno y siempre acompañado del canciller Patiño, fue recibido en la puerta  principal por su homólogo ecuatoriano.

Juntos escucharon el Himno Nacional, estrecharon sus manos y se fundieron en  un abrazo. Tras la breve ceremonia de recepción, los dos mandatarios salieron al balcón presidencial para saludar a los cientos de ciudadanos que esperaron la llegada del Jefe de Estado iraní, en medio de manifestaciones de apoyo y aprobación. Acto seguido, los presidentes accedieron a la planta alta de Carondelet, en donde se había preparado un almuerzo.

El brindis de bienvenida fue aprovechado por los dos gobernantes para ratificar la creciente relación de amistad, solidaridad y fraternidad existente.  “Por la paz, por la soberanía y la unidad de los pueblos, señor Presidente, bienvenido”, fueron las expresiones de Rafael Correa al hacer el brindis.

Apoyado por un traductor, Ahmadineyad invocó a Dios por las buenas relaciones entre los dos países, pidió  paz y destacó la belleza de Ecuador.

Además calificó como querido, solidario hermano y amigo al presidente Correa. “Mi mensaje de amor, cariño, amistad y solidaridad de una gran nación llamada Irán a otra gran nación y pueblo como el Ecuador”, dijo.

Ahmadineyad  agradeció la hospitalidad del Gobierno ecuatoriano y expresó que su aspiración es llegar a tener un mundo carente de tiranía, sin humillación de los pueblos y en busca de la paz y la seguridad. “Doy las gracias por encontrarme junto a un presidente revolucionario, hermano altivo y solidario (…) siempre rogamos a Dios prosperidad y éxito para su gestión”, reconoció.

Luego de la sesión de trabajo entre los dos presidentes, estaba  prevista  una rueda de prensa en el Salón Amarillo del Palacio de Carondelet. Hasta el cierre de esta edición, este acto aún no ocurría.

Luego del encuentro con Correa, la agenda de Ahmadineyad contemplaba una reunión con el presidente de la Asamblea, Fernando Cordero.

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