El director de El Universo, Carlos Pérez, continúa en la embajada de Panamá en Quito a la espera de un salvoconducto que le permita abandonar la sede diplomática y trasladarse al aeropuerto de la capital sin que se lo detenga.

El documento, que debe emitir la Cancillería ecuatoriana, serviría para que Pérez no sea detenido y pueda abandonar el país sin inconvenientes. En este caso partirá a Panamá.

Una vez que un Estado acepta la solicitud de asilo diplomático, inicia una serie de procedimientos estipulados en la convención sobre este tema de la Organización de Estados Americanos (OEA).

El asilo diplomático es una condición que entrega un gobierno a un ciudadano extranjero, a quien considera que está en riesgo o es perseguido político.

Pérez puede estar asilado en la embajada panameña por un tiempo indefinido. El tratado de la OEA ofrece al Estado de donde es originario el asilado, pedir al gobierno asilante que retire del país al ciudadano que obtiene el estatus.

“Otorgado el asilo, el Estado asilante puede pedir la salida del asilado para territorio extranjero, y el Estado territorial está obligado a dar inmediatamente, salvo caso de fuerza mayor, las garantías necesarias  y el correspondiente salvoconducto”, indica el artículo XII.

El documento no cita un plazo específico para la entrega del salvoconducto. Sin embargo, en la tradición diplomática nunca se ha negado el permiso.

Ahora bien, la convención de la OEA sí aclara quiénes pueden ser candidatos a asilos. El estatus se otorga cuando “el individuo sea perseguido por personas o multitudes que hayan escapado al control de las autoridades, o por las autoridades mismas, así como cuando se encuentre en peligro de ser privado de su vida o de su libertad por razones de persecución política y no pueda, sin riesgo, ponerse de otra manera en seguridad”.

Y el acuerdo internacional aclara que “no es lícito conceder asilo a personas que al tiempo de solicitarlo se encuentren inculpadas o procesadas en forma ante tribunales ordinarios competentes y por delitos comunes, o estén condenadas por tales delitos y por dichos tribunales, sin haber cumplido las penas respectivas, ni a los desertores de fuerzas de tierra, mar y aire, salvo que los hechos que motivan la solicitud de asilo, cualquiera que sea el caso, revistan claramente carácter político”.

La persona que recibe un asilo diplomático tiene deberes y derechos especiales. Puede trabajar normalmente en el país asilante, pero si viaja al exterior debe notificarlo. Asimismo está impedida de realizar comentarios políticos de su país de origen.

El jurista en derecho internacional, Camilo Enriquez, explicó que un asilado político no pierde su responsabilidad pecuniaria; es decir, los demandados  deberán cancelar el monto económico pactado en la sentencia. El jurisconsulto detalló que para el pago de la  indemnización se podrían interponer medidas cautelares como retención de cuentas, embargos o el secuestro de los  bienes de los  implicados.

Carlos, César y Nicolás Pérez, junto con Emilio Palacio, fueron condenados al pago, cado uno, de diez millones de dólares y a tres años de cárcel. La empresa El Universo debe pagar otros diez millones.
Ellos fueron encontrados culpables en un juicio por injurias que inició el presidente Rafael Correa.

Panamá

En el Ministerio de Relaciones Exteriores no hay una base de datos sobre el número de ecuatorianos que gozan de asilo diplomático.

No obstante, en los registros de la Cancillería consta que   Panamá es el país que más ha otorgado este  recurso, especialmente  a ex presidentes y  funcionarios públicos ecuatorianos.

Eloy Alfaro se asiló en el país centroamericano hasta 1912. Lo propio hizo Abdalá Bucaram, quien permanece allí  junto a ex funcionarios.

En 1995 el ex vicepresidente  Alberto Dahik se asiló en Costa Rica. Gustavo Noboa tenía la misma condición en   República Dominicana y  Lucio Gutiérrez en Brasil.