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El Telégrafo

El nuevo Goliat agrede al nuevo David andino y algunos callan

El nuevo Goliat agrede al nuevo David andino y algunos callan
25 de septiembre de 2013 - 00:00

A propósito de la llamada “carta pública” que en fecha 17 de septiembre, dirigen varios académicos y autores, en su mayoría ambientalistas de varios países, al Jefe de Estado de nuestro país, Ec. Rafael Correa, es obligatorio analizar su contenido más allá de lo anecdótico: “si los firmantes son o no conocidos”.

El contenido de la carta es lo esencial y, en un momento internacional en que el moderno Goliat (los grandes poderes mundiales fácticos, corporaciones transnacionales y cadenas internacionales mediáticas), agrede al nuevo David andino, nuestro país, nadie que se diga progresista en el mundo, especialmente en el norte industrializado, puede seguir dudando qué opción preferir, especialmente cuando nuestro país con su presidente al frente, lidera mundialmente la denuncia contra la gigantesca Chevron-Texaco.

Contra ese, el mayor desastre ambiental del mundo provocado por una ETN en un país del Sur, debieron levantarse hace décadas nombres y voces como las de esos firmantes, pero -de lo que se conoce hasta hoy- no lo hicieron.

El contenido de aquella carta lo considero anglocéntrico, sesgado y erróneoEl contenido de aquella carta lo considero anglocéntrico, sesgado y erróneo. No he visto esa misma “unidad de académicos” ni la virulencia conceptual de sus firmantes, para poner un manifiesto similar, por ejemplo, cuestionando a su Presidente Obama, o a su jefe de Estado francés Francois Hollande, por su postura ante Siria.

Hay que develar que una mayoría de intelectuales de Europa y EE.UU. consideran “inevitable” o hasta “legítima” toda “revolución de terciopelo” (desestabilizaciones de baja intensidad) en los países del mundo árabe o la invasión militar a los “estados fallidos”.

Ahora bien, uno no se explica por qué algunos de los firmantes, conocidos por sus posturas progresistas de hace décadas, escriben contra nuestro proceso. Naomi Klein, por ejemplo, no es ultra ni ecologista radical de ONG, sino un referente intelectual mundial contra el neoliberalismo: luchó con la gigante Susan Sontag(+) y tras ese monstruo ético del pensamiento que es Noam Chomsky.

Se ve que son ambientalistas y ecologistas del norte, en contraste con los pocos del surOtro de los firmantes es Boaventura de Sousa, portugués, un emblema del pensamiento crítico  de quien aprendimos las militancias populares latinoamericanas; pero con el cual no comparto absolutamente ninguno de sus actuales conceptos a los que he calificado de tradicionales y formalistas debido a su defensa acérrima del Sistema Interamericano de Derechos Humanos, la CIDH-OEA a la cual, con su enorme cultura, se ha puesto a defender como acartonado abogado de bufete jurídico estadounidense, en lugar de abrir su privilegiado cerebro a los nuevos conceptos y espacios de DD.HH. desde una postura sur, latinoamericanista y no anglocéntrica.

Algunos otros firmantes posiblemente serán conocidos, pero los más, no; y se ve que son ambientalistas y ecologistas del norte, en contraste con los pocos del sur: la mayoría enorme de firmantes son de Europa y EE.UU. Y eso, para nosotros, es un factor a tomar muy en cuenta, sobre todo ahora que la propia Corte de La Haya podría ponerse en evidencia como instrumento en favor de las ETNs, y que la CNN con su editorialista dominguero de opinión, el  ultraconservador Carlos Alberto Montaner, empezaron a apuntalar en el tapete mediático mundial su descarada defensa de la transnacional petrolera, a la vez que atacan a Rafael, el primer jefe de Estado del Ecuador y del mundo en hundir su mano en las piscinas del desastre ambiental dejadas por la Texaco Chevron. Espero que Naomi Klein y Boaventura de Sousa, por lo menos ellos, emulen similar ejemplo.

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