Los choferes de las unidades del sistema Metrovía tienen casi tantas dudas de su estabilidad laboral como sus colegas de las líneas de transporte urbano, que cubren las rutas que en el futuro recorrerán los articulados de la Troncal 2.

En el caso de quienes forman parte de la alternativa municipal de movilización, implementada en la ciudad desde 2006, los problemas económicos por el pago de sus salarios y descuentos por multas han sido las causas por las que realizaron protestas más de una vez.

Esta semana, por nueva ocasión, decenas de trabajadores, entre choferes y colaboradores, paralizaron parcialmente sus actividades por el retraso en el pago de utilidades del año pasado.

Giovanny Martillo, chofer de un articulado que estuvo en el reclamo, explicó que el origen de la pugna entre los trabajadores del sindicato del Consorcio Metroquil y la Fundación Metrovía viene del año 2010.

El motivo de la disputa, explicó, fue la poca claridad y las dudas con respecto a las nuevas condiciones laborales y horarios de trabajo que se estaban disponiendo. “Prácticamente nos reducían las horas de almuerzo a minutos y no estaba clara la paga por las horas extras”.

En aquella ocasión el Consorcio Metroquil, que es el encargado de dar el servicio de Metrovía, sancionó a los manifestantes con una multa de más de $ 7.000.

Desde hace seis años, dice Augusto Aguirre, gerente de Metroquil y presidente de la Federación de Transportistas Urbanos de Guayas (FETUG), el Consorcio aglutina a los gremios de choferes nacionales.

Pero Mario, chofer de la troncal 3, quien prefirió reservar su apellido para no exponerse a sanciones, manifestó que hay inconformidades de varios compañeros con el trabajo que desempeñan.

En 2011, dirigentes del Sindicato Único de Trabajadores del Consorcio Metroquil protestaron nuevamente, asegurando que los choferes no querían trabajar “porque no hay incentivos de parte del Consorcio”, como aseveró Freddy Viejó González, secretario del gremio. “No nos daban uniformes a todos, solo teníamos menos de 15 minutos para almorzar, entre otras cosas”, acotó Mario.

Desde que se inauguró la troncal 1, han sido reiteradas los reclamos en cuanto al pago de utilidades y horas extras. Durante casi 20 años Mario laboró en una unidad de la línea 42 y cuando se encontró con la oportunidad de trabajar para el Consorcio Metroquil, hace casi 5 años, no lo pensó dos veces para aplicar.

“Si bien tenemos dificultades económicas, por lo menos pierdo menos que cuando me asaltaban, al igual que a mis pasajeros”, comentó Carlos.

Por su parte, los choferes de las líneas que saldrán cuando se inaugure la troncal 2, que recorrerá las avenidas 25 de Julio y de las Américas, se muestran preocupados por su propia estabilidad laboral.

En octubre de 2011 la Fundación Metrovía lanzó una convocatoria para los choferes que estén interesados en operar los90 articulados y 90 alimentadores previstos para esta troncal.

La convocatoria, que concluyó en diciembre, estuvo dirigida a los propietarios de  buses que dejarán de circular por esas avenidas. Según cifras de la Fundación Metrovía, serán 545 unidades, agrupadas en 24 líneas, las que saldrán de esta ruta.

Según comentó Lenin Zambrano, chofer de la línea 103, una de las cooperativas de transporte urbano que aplicó a la oferta de la Fundación Metrovía, cada miembro debe tener un fondo de hasta $ 25.000 para aportar en la adquisición de los buses articulados y alimentadores. “No hemos descartado el apoyo del Gobierno para solicitar préstamos”, dijo Zambrano.

Mientras que a Roberto Huambo, chofer de la línea 45, le preocupa que la oferta de la Fundación no alcance para la demanda laboral que existirá con la salida de los buses urbanos. “Da la impresión de que no habrá cama para tanta gente”, acotó Huambo.

Hasta 2016 se prevé que la Metrovía tendrá siete rutas troncales para abastecer las 14 mil hectáreas que comprende el puerto principal.