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Cada año aparecen nuevos intérpretes

El pasillo es el sentir del alma ecuatoriana

Con buen oído musical, Rubira escucha atento a quienes interpretan el género nacional. Foto. Archivo
Con buen oído musical, Rubira escucha atento a quienes interpretan el género nacional. Foto. Archivo
04 de octubre de 2015 - 00:00 - Gabriela Samaniego. Estudiante de la UIDE

Algunos dicen que el pasillo es el sentimiento de nuestro pueblo, otros aseguran que viene del alma por lo sentida de su letra.

“No pasarán jamás, podrán los años rodar fugaces, en veloz carrera, y apagar tus miradas y tus besos”... Más que un estribillo, la estrofa parece un poema inspirado por uno de los mejores poetas del mundo; sin embargo, es el inicio de uno de los más hermosos pasillos del inmortal Julio Jaramillo. En honor a él, a ‘Jota Jota’, el 1 de octubre (mediante Decreto Ejecutivo del gobierno de Sixto Durán-Ballén) fue instituido el Día del pasillo ecuatoriano, al recordar la fecha de su nacimiento.

A pesar de que existen algunos actos programados para rescatar la música nacional, no es suficiente dedicarle un solo día y, por eso, en el 2008 se inauguró el Museo de la Música Popular Guayaquileña Julio Jaramillo con el objetivo de  preservar, enriquecer y difundir el patrimonio musical.

Fotografías en blanco y negro, carátulas de discos, revistas, rocolas, cassetes, partituras, prendas, instrumentos musicales y equipos de sonido desde la época antigua a la moderna, son los atractivos que se pueden apreciar en este lugar, dedicado a honrar las glorias del arte musical.

Lleva el nombre de este reconocido cantante por ser no solo un ícono dentro del país, sino también por representarlo. En el museo funciona también la Escuela del Pasillo Nicasio Safadi, que brinda cursos gratuitos dedicados a jóvenes interesados en el cultivo de la música nacional, cuyas edades están entre los 12 y los 24 años.  

Andrés Tufiño tiene 24 años de edad y 5 viviendo en la ciudad. Es oriundo de Riobamba y tiene 5 meses siendo parte de la escuela. Afirma que el pasillo es uno de los géneros que más le gusta y por eso complementa su preparación con estudios universitarios de producción. Lo suyo es el canto y, como sus abuelos escuchaban pasillos, tiene apego a este género. “Por ahora me estoy preparando para interpretar ‘Chica Linda’, de nuestro maestro Rubira. Ese tema me gusta, sobre todo el tono y el ritmo”, comentó.

Jenny Estrada, directora del museo, y Fresia Saavedra y Carlos Rubira Infante son los encargados de guiar y preparar a los jóvenes para las presentaciones. A pesar de que hay jóvenes comprometidos aún falta apertura hacia la música popular, opina Edmundo Villavicencio, de 66 años. Él, todos los días, lleva a su nieta a clases de guitarra. “Para mí el pasillo significa esencia, nacionalidad, identificación de nuestra música; es lo más lindo, lo más tierno y lo más sincero que tiene nuestra tierra y me parece muy bien que los jóvenes sigan con esta tradición porque como ciudadano me siento muy orgulloso”.

El mismo orgullo comparte Carlos Aurelio Rubira Infante, quien a pesar de sus 94 años mantiene el oído musical para guiar, dirigir e instruir a quienes recién inician en el canto. “Lo que más recomiendo a mis estudiantes es que se preparen para el futuro.

Para Rubira la música es su pasión y eso se evidencia en las 600 canciones de su autoría. De hablar pausado pero manteniendo sus ideas lúcidas para expresarse de manera frontal mientras mira a los ojos con firmeza, no ha cambiado su picardía y caballerosidad y, por eso, responde con sus versos a su patria.

Sentado en su silla de ruedas se desempeña como asesor artístico de la Escuela del Pasillo y, por eso, es parte de los ensayos que realizan los jóvenes artistas para pulir cada detalle del Recital de los alumnos de la escuela del pasillo, que se realizará hoy por la celebración del día del Pasillo Nacional. Junto a Fresia Saavedra coordina todos los detalles para la presentación.

Guayaquileño madera de guerrero, Playita mía, En las lejanías, Guayaquil pórtico de oro y Ambato tierra de flores son algunas de las canciones más destacadas de este compositor ecuatoriano. Su creación más popular, el pasacalle Guayaquileño, madera de guerrero, fue creada en un momento de decepción ante la pérdida de su equipo, el Barcelona Sporting Club y como su madre le inculcó un espíritu luchador, decidió  reflejar el temple,  valentía y coraje que tienen los guayaquileños. “El hombre de mi ciudad  no se quiebra ante el dolor, es un hombre luchador, fuerte”.

Este compositor autodidacta que recorría la ciudad para comprenderla y convertirla en melodía, compuso a Blanca Gómez la canción Esposa, con la cual inmortalizó su amor por ella.

Siempre generoso en la transmisión de sus conocimientos, cuenta que la primera oportunidad para difundir más ampliamente su repertorio la tuvo en el programa ‘La hora agrícola’, transmitido por Radio El Telégrafo, donde actuaban destacados intérpretes de música ecuatoriana de aquella época.

“Soy muy ecuatoriano, más que guayaquileño soy bien ecuatoriano y como tal la música no puede caer”, manifiesta. (I

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