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Líder Mejía: “Byron me enseñó a meter la pierna”

 Líder Leonardo Mejía Macías. Exfutbolista ecuatoriano
Líder Leonardo Mejía Macías. Exfutbolista ecuatoriano
Foto: Rodolfo Párraga / El Telégrafo
25 de noviembre de 2018 - 00:00 - Augusto Itúrburu

Líder Mejía entra al estadio Reales Tamarindos y por unos segundos se pierde de la realidad. Observa la cancha, los graderíos y en su rostro se dibuja una sonrisa nostálgica. Una llamada a su celular lo vuelve a la realidad.

Se acerca a la banca de suplentes, se sienta y comienza a recordar su vida como futbolista. Han pasado 11 años desde que se retiró del fútbol, con apenas 27 años, pero nunca se desvinculó de su pasión. Decidió dedicarse de lleno a la dirigencia deportiva, hasta que llegó a ser presidente de su querida Liga de Portoviejo.

Ya no viste con pantalones cortos, ni zapatos de fútbol. Su atuendo de todos los días es una camiseta tipo polo y pantalones jeans. En la calle, especialmente en el sector del estadio, es reconocido y saludado por muchos.

Casi no se desprende de su celular. Y es que desde que dejó la dirigencia se dedicó a los negocios: actualmente es dueño de un reconocido restaurante de la provincia. Pero decide dejar el teléfono en silencio y atender la entrevista.

¿Por qué te retiraste tan joven?
Lo que pasó es que se me rompió el ligamento (tenía 27 años). Tengo tres cirugías en mi rodilla derecha y la última fue de ligamento y luego de eso decidí ya no jugar más. Cada vez que entrenaba se me hinchaba la rodilla y al hacerme un chequeo de rutina me diagnosticaron rotura de meniscos y me operó el doctor Marlon Alarcón, en Guayaquil. Ya en el quirófano se da cuenta de que tengo roto el ligamento cruzado y decidimos que de una vez me opere. La cirugía demoró cuatro horas.

Y la postoperación...
Terrible, me afectó bastante. Incluso durante la operación entré en una crisis de depresión y empecé a llorar sin parar porque ya era la tercera operación en la misma rodilla.

¿Te golpearon mucho?
Quizá sí. La primera de las tres cirugías se realizó luego de un partido amistoso en Quito con Deportivo Pasto (jugaba en Liga de Quito). Yo enganché una pelota y me dieron una patada en la parte de atrás de la rodilla. Igual terminé el partido. Pero antes del viaje a México para un partido, durante un entrenamiento quise hacer una jugada y no pude. Ahí me quedé tirado y luego de eso me operaron.

¿Y la segunda intervención?
Yo asumo que luego de la primera operación no quedé bien porque cada vez que jugaba se me hinchada la rodilla. Así que me realicé una segunda intervención y me la hice con Pablo Ramos en el Hospital Metropolitano en Quito.

Tras decidir retirarte tuviste ofertas de regresar.
Sí. Cuando llegó el profesor Fabián Bustos a entrenar al Manta propuso que me recuperara y volviera a jugar. Pero le dije que no y le agradecí. Ya no quería jugar; la verdad me pegó muy fuerte la tercera cirugía.

¿Cómo viviste los primeros días del retiro?
Es súper difícil. Yo tengo una cosa clara y se las digo siempre a mis amigos ligados al fútbol: debemos prepararnos para el día que nos toque dejar de jugar.

¿Y Líder Mejía se preparó?
No, no me preparé. Pero gracias a Dios pude rectificar y tuve amigos que me dieron una mano y de esa forma pude salir adelante; estamos aquí en la lucha. Pero sí hay jugadores que no están en nada cuando salen del fútbol y es triste esa situación.

Retrocediendo algunos años, ¿recuerdas tus primeros juegos?
Desde que estaba en la preparatoria. Yo estudié toda la vida en Las Mercedarias, aquí en Portoviejo y recuerdo que gané el primer campeonato en el que participé, a los 6 años de edad. En la familia todos hemos jugado, aunque profesionales hemos sido mi hermano David y yo. Del lado de los Macías, tú conoces a “Cocacho”. Así que por los dos lados hemos estado inmersos en el fútbol.

¿Y cuándo lo tomas en serio?
En Los Tamarindos. Aquí hay un profesor muy querido para nosotros: Walter Farfán. Él tenía la escuela de fútbol y ahí empecé a entrenar y comenzó mi carrera. Con él jugué en la selección de Portoviejo y en la de Manabí.

¿Como combinaste el fútbol con los estudios?
Estudié en la escuela María de La Merced hasta cuarto grado, luego me fui a la Escuela Libertad y el colegio lo estudié en el Manuel Andrade, hasta cuarto o quinto año. Sexto lo hice en el Instituto San Marcos en Guayaquil.

Del San Marcos salieron algunos directamente a clubes.
Sí, claro. Lo que pasa es que, al menos en mi época, éramos seleccionados del Ecuador y nos daban becas. Quedamos campeones de los intercolegiales en varias categorías, estaba el profesor Ermen (Benítez) como entrenador.

¿Con qué jugadores estudió o se cruzó en el San Marcos?
Varios. Tony Moreira, el finado Otilino (Tenorio). Era un equipazo. Recuerdo que los partidos “pepa” eran contra el Blas Pascal, que tenía gente de Barcelona, y el Liceo Cristiano, que tenía de Barcelona y Emelec.

¿Pero entrabas a clases?  
(Risas) Para qué vamos a mentir. Al menos nosotros pasábamos concentrados en la selección, quizás íbamos unas dos veces a la semana a clases y cuando no podíamos el rector sabía la razón, ya que con la selección viajábamos mucho. Éramos becados y exigían que jugáramos por el colegio.

Si iniciaste en Los Tamarindos con el profesor Farfán, ¿por qué tu primer equipo fue el Nueve de Octubre de Guayaquil?
Porque yo fui a Guayaquil a jugar el Interbarrial con el equipo La Cobra, que era de la familia Miranda. Ahí también jugaba mi hermano mayor y como tenía condiciones me llevaron. Yo tenía 11 años y me hicieron jugar la sub-14.

Pero ese equipo después se fusionó con San Francisco, que era de Jorge el “Pichi” Flor, quien también era dueño del Nueve de Octubre. Con él fui a jugar torneos internaciona- les y como vio que tenía condiciones me fichó por Nueve de Octubre. Jugué en Fertisa (estadio Alejandro Ponce), me acuerdo que disputé un torneo sub-18 con ADN, tenía 14 años. El “Pichi” me puso.

¿El “Pichi” lo entrenaba?
Él era todo en Nueve de Octubre: entrenador, utilero y presidente. El “Pichi” acogió a muchos manabitas con condiciones.

Y la relación con él.
Se mantiene. Hasta ahora nos llevamos muy bien. Yo soy muy agradecido con la gente que en su momento me dio la mano. Recuerdo que vivíamos en una casa del “Pichi” en la Atarazana, ahí vivíamos con más amigos de Manabí y hasta de Machala; también estuvo Nicolás Ascencio, aunque era mayor que nosotros.

¿Cómo se da su convocatoria a la selección ecuatoriana?
Primero yo llegué a la sub-17. Yo hice todas las categorías y en la de mayores solo jugué amistosos. Como lo dije, yo jugué en las selecciones de Portoviejo y Manabí, y en esa época escogían a jugadores en las provincias para ir a la selección. En esa época vino Flavio Perlaza para observar. Mi primer llamado fue a Santo Domingo, el DT era Eduardo el “Zorro” Rivero.

¿Qué recuerdas de esa convocatoria?
Que habían jugadores (sub-17) de todo el país. Recuerdo que yo me senté en la banca de suplentes y cuando me metió el profesor hice un gol y tras verme jugar decidió mantenerme. Ya en Guayaquil, días antes de dar la lista definitiva que iba a jugar el Mundial Sub-17 me dijo que por la edad (eran dos años de diferencia) no me iba a tomar en cuenta.

¿Quedaste conforme con esa primera experiencia?  
Por supuesto porque estuve en casi todo el proceso. Ya en el siguiente sub-17 me quedé y no salí más. Jugué un Panamericano en Paraguay y el DT era Roberto Hernández, un cubano; luego estuve en unos Bolivarianos, en dos sub-20 y un Mundial de esa categoría que fue en Argentina.

Ecuador llegó raspando a esa Copa del Mundo sub-20
Sí, fuimos quintos (Ecuador clasificó como la cuarta selección de Conmebol porque Argentina era anfitriona del Mundial). Pero hay que recordar que adelante estaban Brasil y Argentina.

¿Qué jugadores te asombraron en ese Sudamericano?
Adriano de Brasil. De Argentina, (Javier) Saviola, (Leandro) Romagnoli, el “Chori” Domínguez. Esa selección de Argentina era espectacular, por eso es que le pusieron el dream team, por eso quedaron campeones derrotando a Ghana, que a nosotros nos eliminó.

Muchos jugadores que disputaron ese Sudamericano después brillaron en las selecciones de mayores.
Luego de la clasificación al Mundial deciden que Fabián Burbano no siga y contratan al colombiano Hugo Gallego, pero no dirigió el certamen.

Un gran profesional el profesor Gallego. Fue pedido por Hernán el “Bolillo” Gómez, que en ese tiempo era DT de la selección de mayores. Lastimosamente por cosas que sucedieron (sufrió agresiones en Guayaquil) decidió bajarse del avión.

El profesor Burbano en cambio nunca fue el titular, él se hizo cargo cuando “Josimar” (José María Andrade) dejó el equipo, así mismo por problemas.

¿Dónde estaban ustedes cuando el profesor Gallego sufrió un atentado?
Concentrados. Eso, si no me equivoco, fue un día antes de viajar a Argentina. Recuerdo que esa mañana, tipo 10:00, entrenamos en Fedenador en Guayaquil y por la tarde ya era el viaje. De ahí el profe (Gallego) llegó al entrenamiento todo golpeado y nos dijo que no podía perder su vida acá, que tenía su familia y que se retiraba de la selección.

Hablemos del mundial sub-20. ¿Crees que los africanos eran pasados de edad?
(Risas) Sí, por supuesto. Había mucha diferencia. Yo creo que se iban a inscribir caminando. Se notaba en la diferencia física; si yo me paraba al lado de ellos, una de sus piernas eran dos de las mías. Por más que nosotros teníamos jugadores negros, la diferencia era abismal. Ahora uno se pone a pensar, ¿si siempre son protagonistas en esas categorías por qué no llegan a nada en mayores? Porque en esas edades (de 17 a 20 años) han ganado todo.

En el Mundial jugaron contra Etiopía. ¿Se notaba mucha la diferencia física?
En unos que otros sí se notaba la diferencia porque también había algunos jugadores bien flaquitos.

¿Hubo nerviosismo la noche previa al debut con Etiopía?
No tanto, estábamos bastante tranquilos, con mucha concentración. Era una selección con mucha experiencia; casi todos ya habíamos jugado como profesionales. Le ganamos (1-0) en el debut a Etiopía, luego empatamos (1-1) con Holanda y perdimos (1-0) con Costa Rica. Pero con cuatro puntos pasamos a los octavos de final.

Y se encuentran con Ghana.
A pesar de que perdimos (1-0) el partido fue bastante parejo. Recuerdo que Félix Borja tuvo algunas chances de anotar. Nos eliminaron y llegaron a la final, pero de ahí Argentina los paseó y les ganó 3-0.

En esa delegación viajó el entonces presidente de la Federación, Luis Chiriboga. ¿Cómo era la relación con él?
Como dirigente el presidente Chiriboga fue bueno. Yo creo que hay que separar dos cosas, una es su vida personal y otra el aspecto deportivo. En lo deportivo ha sido el dirigente más exitoso que ha tenido hasta ahora el fútbol ecuatoriano, me le saco el sombrero. Lo personal no me interesa.

Según los registros de la FEF llegas a Liga de Quito en 1998. ¿Cómo se dio el fichaje?
Yo estaba en la selección con el “Pacho” Maturana, que nos llamó a entrenar como sparring. Estaba en el Hotel Quito, donde también llegó Hernán Vaca, que era representante de Umbro en Ecuador y me preguntó de quién era mi pase. Yo no sabía que había firmado tarjetas ni nada, así que le dije que era de mi papá y mi mamá.

Me preguntó si quería ir a Liga de Quito y le dije que debían llamar a mis padres y así lo hicieron. El entrenador de Liga era José Gómez Nogueira. Él me llamó y me dijo que ya estaba mi pasaje, que tenía que salir desde Manta y que me esperaría en el aeropuerto de Quito.

Con 15 años viajas solo a Quito. ¿Te costó mucho?
(Risas) Claro que sí. Todas las noches lloraba, no me enseñaba en la ciudad. Pero me llevaron a entrenar y me quedé, fue así que pagaron mi pase. Al siguiente año debuté profesionalmente ya con 16 años, fue en Ambato ante Técnico Universitario.

¿Qué te acuerdas del debut?
Me hizo debutar el profesor Paulo Massa. Liga ya estaba clasificado para la liguilla y mandaron un equipo mixto y pude debutar. Fue así que hicieron efectiva la opción de compra por mi pase.

Luego de Liga juegas en siete equipos, en todos solo un año. ¿No tuviste continuidad?
Lo que pasa es que después de que salí de Liga de Quito tuve problemas. Cuando se terminó el Sudamericano sub-20 de 2001 me fui a Panamá con Dalo (Bucaram). Cuando me fui Don Rodrigo Paz se molestó y me puso trabas para ir a otros equipos.

¿Qué tipo de trabas?
Pedía mucho dinero por mi pase y eso dificultaba mi salida a otros equipos. En el 2004 llegó Rodrigo Jijón a Deportivo Quito, entregó una casa a Liga de Quito, ya que él tenía ese negocio y con eso le entregaron mi pase.

¿Fue un acto de indisciplina?
Un acto de indisciplina no porque yo tenía una semana de permiso. El tema fue otro. Sí digo que fue un error porque hubo consecuencias. Al siguiente año de ese viaje yo tranquilamente podía haber sido el capitán de Liga, pero ya no seguí. Sí me duele porque yo a Liga la quiero mucho. Siempre estoy pendiente de la institución y quiero que siempre gane.

¿Pero en su carrera cometió actos de indisciplina?
No, para nada. A veces me venía a Portoviejo. Pero de ahí a dejar de entrenar o que llegara tomado, jamás. Eso sí, era resabiado, me hacía expulsar, sobre todo en los partidos de formativas.

¿Fue difícil acoplarse en los clubes que fichaste?
No creo. Lo que pasa es que en la posición en la que yo jugaba traían extranjeros. Imagínate, el titular en Liga de Quito era Álex Escobar. Siempre habían extranjeros buenos y así yo jugué.

¿Cómo calificas tu carrera?
En esa época me hizo falta tener visión sobre a dónde quería llegar. No le di la importancia que tenía que haberle dado al fútbol. Como sabía jugar y creo que lo hacía bien entonces pensaba que so era suficiente.

Descríbete como jugador.
Yo era un volante ofensivo, jugaba bastante adelantado. Le pegaba (a la pelota) bien, desde afuera y tiros libres. Era encarador, driblaba bastante. Pero marcaba poco, eso fue un problema porque los jugadores deben ser completos.

¿En qué club te fue mejor?
Creo que en Liga de Quito y luego en Deportivo Quito. Con Liga quedé campeón y jugué la Libertadores con el profe (Manuel) Pellegrini. Mientras que con el Quito me fue bien en lo personal, pero en lo colectivo nos eliminamos en Guayaquil ante Barcelona y no clasificamos a la liguilla.

¿Cuál fue el mejor técnico?
Pellegrini. Un profesional, muy serio, pero bastante buena gente. Corregía y decía las cosas de frente. Todo eso le ayudó a llegar a donde llegó. Él trabajaba mucho en espacio reducido. En lo físico trabajaba poco, ya que en la pretemporada hacía una buena base.

El mejor jugador que vio.
Álex Escobar, sin duda. La categoría que tenía. Era muy técnico. Aunque no era tan rápido corriendo, sí lo era mentalmente. Antes de que le llegue el balón él ya sabía donde lo iba a poner, te dejaba mano a mano. Otros que me gustaron fueron “Mané” Ferreira y Carlos María Morales.

El gol que más recuerda.
Uno que le hice a Chile en el estadio Modelo de Guayaquil. Empecé hilvanando la jugada desde el área con Camilo Hurtado, yo le daba el balón y él me lo devolvía y cuando quedé al filo del área rival le pegué al arco y la puse en el ángulo.

¿Cuál fue el jugador que más patadas le dio?
(Risas) Byron (Tenorio) me asustaba. Pero bien porque me enseñó a meter la pierna.

¿El fútbol le dejó suficiente para vivir cómodamente?
Me quedó algo. Pero gracias a Dios se ha ido mejorando la situación. Dentro de todo el fútbol sí me dejó.

¿Qué te quitó el fútbol?
Nada. Me lo dio todo.

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