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El Telégrafo

Familia dice haber pagado a policías para que investiguen

Familia dice haber pagado a policías para que investiguen
26 de abril de 2013 - 00:00

Varios son los casos de mujeres desaparecidas, asesinadas o golpeadas que se podrían encasillar en el delito de feminicidio en caso de que la Asamblea Nacional lo aprobase.

El más reciente es el de una joven que denunció que luego de encontrarse con un “amigo”, al cual luego se unieron 3 personas, habría sido violada. Sucedió en la parroquia Tumbaco, al oriente de Quito. Los cuatro hombres fueron detenidos para investigaciones.

En la audiencia de flagrancia, los acusados negaron el hecho y dijeron que la joven se puso mal porque, según decía, su novio no la quería y la iba a dejar. Nuevamente, igual que sucedió con Karina del Pozo, habría sido un “amigo” el que cometió el delito.   

Pero historias así hay varias y algunas de ellas llevan muchos años sin ser resueltas. Tal como la de Estefanía Madera, de 20 años, quien trabajaba como operadora en una cooperativa de taxis en el sector de La Bota, al norte de Quito.

El 27 de enero de 2010 debía laborar en el horario nocturno, de 22:00 hasta las 06:00 del día siguiente. Aquella noche se puso un jean azul, una blusa y una chompa café. Antes de las 07:00 del jueves, una compañera de la joven llamó a la casa de Estefanía para preguntar por ella, pues cuando llegó al cambio de turno no la encontró.

La primera teoría de la Policía fue que se trataba de un robo, pues de la cooperativa de taxis habían desaparecido 3 radios motorolas y trataban de ligar aquello con el caso.

La puerta del lugar fue encontrada abierta, pero una de sus compañeras aseguró que la joven sí llegó a trabajar. Dos días después, su cuerpo fue hallado envuelto en una cobija, abandonado en un terreno baldío en el sector de Zabala, no muy lejos de su hogar.  

Alrededor de su cuello tenía enredado un cable, mostraba huellas de tres golpes en la cabeza y una quemadura de cigarrillo en el pecho.

Su madre, Mariana, llegó desde España cuando la estaban velando. “Padecer la muerte de un hijo se vuelve un sufrimiento continuo”, dice ahora, tres años más tarde.  

Después de unos meses, Mariana regresó a Ecuador para quedarse. Su salud se había deteriorado y no había razón para estar lejos de la familia, asegura, mientras acaricia con sus manos una foto de su hija de cuando se graduó del colegio.

Un póster grande con la foto de la joven cuelga de una de las paredes del que fue su hogar como el vivo recuerdo de su presencia en el corazón y la mente de su madre, sus tías, su abuela, sus tres hermanos y sus primos. En el que fue su cuarto se mantiene una inscripción que dice “Feliz cumpleaños, recuerda que te quiero mucho y que siempre estaré a tu lado”.

El caso de Karina Del Pozo, fallecida el 19 de febrero pasado, revivió en ellos el dolor por la ausencia de su familiar.

Precisamente, sobre este caso hay 5 personas detenidas. La noche del crimen ellos compartían con Karina una reunión social. Posteriormente, la joven de 20 años habría sido agredida sexualmente y luego asesinada. Coincidentemente, habrían sido sus “amigos” quienes la asesinaron.

Por eso toman fuerza opiniones como la de María Ángel Muñoz, de la Comisión de Justicia, quien asegura que todo el sistema judicial debe ser sensible ante ese problema y trabajarse en programas integrales que acaben con la violencia como una cosa aceptada como normal en la sociedad. “La mujer no puede estar expuesta ante una violencia física o sexual”, asegura.

Las palabras de Muñoz recalan fuerte en la abuela de Estefanía. Ella permanece sentada en una silla de ruedas, cubierta con una manta negra. Silenciosamente seca sus lágrimas,  mientras escucha a sus hijas relatar los hechos que le quitaron la vida a una de sus nietas.

A la semana siguiente de su muerte, Patricia, tía de la joven, comenzó a investigar lo que había sucedido.

Recuerda que el cable con el que fue estrangulada pertenecía a una impresora de la misma cooperativa de taxis, y la cobija con la que envolvieron el cuerpo de la chica  pertenecía a uno de los conductores.

El sospechoso era Ronald Iván Rodríguez Realpe, quien huyó luego del entierro de Estefanía.

MARILÚ DESAPARECIÓ LUEGO DE ANIMAR UNA FIESTA INFANTIL

María Fernanda Guerrero fue vista por última vez el 15 de enero de 2010, cuando salió para el sector de Guamaní al sur de Quito.

Su madre, María de Lourdes Mejía, siente que su hija está viva y que en algún momento la encontrará sana y salva. Sus hermanas también han colocado afiches en postes por toda la ciudad para encontrarla. Ya lleva ausente tres años.

La joven, que solía animar fiestas infantiles, es la mayor de sus hermanas. Las cosas en su casa siguen como las dejó. Si tiene información o conoce el paradero de María Fernanda puede llamar al 0995402724 o al 0987542115.

LA ONU PROMUEVE DESDE HACE 18 AÑOS LA LUCHA CONTRA LA VIOLENCIA

Según la Organización de Naciones Unidas (ONU), desde 1995 se planteó la lucha contra las discriminaciones más brutales hacia las mujeres.

Violencia física: golpes, fracturas. Y psicológica: insultos, humillaciones y desvalorizaciones sexuales. El acoso y las violaciones son el trasfondo del asesinato como una culminación de las relaciones violentas en el hogar, refiere el organismo. En Ecuador, este año los planes de tipificar el delito de feminicidio va ganando adeptos.

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