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El Telégrafo

Los bebés y los gatos se llevan bien

Los bebés y los gatos se llevan bien
02 de agosto de 2015 - 00:00

Antes de que Leticia Martins se embarazara de sus gemelas ya tenía una gata en casa. Su nombre es ‘Frida’ y está acostumbrada a corretear en la sala y a recostarse plácidamente en los sillones. Como todo felino, se regodea, restriega, relame y se revuelca en diferentes posturas.

Su silenciosa pero potente presencia parece recordarle a Leticia y a su esposo que es prácticamente la verdadera dueña de casa.

Su llegada a este hogar puso de cabeza a esta pareja que tardó algunos días en acordar cuál sería el mejor lugar para que ‘Frida’ durmiera, cómo sería su alimentación, qué juguetes le comprarían y cuánto tiempo le dedicarían al día para estar con ella. Parecía que la vida de esta pareja giraba en torno a este animal.

Todo cambió cuando Leticia recibió los resultados de su prueba de embarazo. Después de varios intentos fallidos, finalmente estaba en cinta.

Cuando la noticia se regó, algunos familiares, además de felicitarlos, les sugirieron que se deshicieran lo antes posible de la gata, porque — según afirmaban— estos “animales pueden propagar enfermedades”.

Hay familias que suelen pensar que los felinos son un foco de enfermedades, aunque no exista un fundamento científico que sostenga la idea de que estos animales suponen un peligro para la salud de un bebé.

Un gato o un perro, de hecho, no tienen por qué representar un riesgo para el bienestar de los niños. Incluso hay algunos estudios que aseguran que estos animales ayudan a fortalecer su sistema inmunológico. El principal temor es que el gato pueda propagar la toxoplasmosis que puede ser una amenaza para una mujer en estado de gestación y para el infante que está por nacer.

Mónica Unda Silva, pediatra especializada en neonatología, explica que los gatos criados en casa y alimentados de forma balanceada no representan peligro alguno para la madre o para el bebé.

“Si hemos traído a casa un gato callejero que no sabemos cómo se alimentó, existe peligro; pero si nuestra mascota ha estado mucho tiempo bajo nuestros cuidados, esta preocupación es infundada”, explica.

La especialista indica que hay gatos que por comer carne cruda en la calle pueden haber contraído la toxoplasmosis y luego transferirla a la mujer embarazada. “Los gatos que se criaron con nosotros, en nuestro hogar, pueden convivir con niños recién nacidos sin ningún problema”.

Mónica recomienda, además, que las familias no descuiden a sus mascotas, sean gatos, perros o cualquier otro animal, sobre todo, cuando hay niños en casa, porque solo así es posible garantizar la salud de toda la familia. “Tiene que ir al veterinario, contar con las vacunas, tener una alimentación balanceada, estar limpio y mantenerse desparasitado”.

Esta atención la recibe ‘Frida’, la mascota de Leticia, quien nunca se deshizo de su gata, a pesar de que sus padres y suegros insistieron en que no era conveniente mantenerla en casa cuando el bebé naciera.

Para sorpresa de todos, ella no esperaba uno, sino 2 bebés, eran gemelas y ahora crecen junto a ‘Frida’. Leticia recuerda que durante su embarazo fueron muchas las recomendaciones que recibió de quienes la visitaban. En una ocasión, le dijeron que evitara, a toda costa, que el felino ingresara a la habitación donde dormiría el bebé, porque le podía ‘robar el aire’. Uno de los mitos más extendidos es que el pelo del gato puede causar problemas respiratorios y robarle la respiración al bebé.

Era tanta la información negativa que recibía sobre estos animales que decidió consultar a un pediatra. “Fue lo mejor que pude hacer, porque todo era especulación y mitos sin sentido. Así que no me dejé ‘sicosear”, comenta Leticia.

Lo que desconocen muchas personas es que los bebés que conviven con un perro gato en casa tienen menos problemas de salud. Así lo confirma un estudio realizado por la Universidad de Finlandia y publicado en la revista Pediatrics. En esta investigación se revela que los bebés menores de un año que viven con animales se resfrían menos durante las épocas invernales. En comparación con los bebés que nacen en hogares libres de gatos, los que crecieron con estos tenían aproximadamente la mitad de probabilidades de ser alérgicos a ellos en su adolescencia.

Aunque hay suficientes evidencias de que los gatos no representan un riesgo, por desgracia, son abandonados todos los años, ya sea durante el embarazo o a los pocos días de que ha nacido el bebé por temor a la toxoplasmosis.

Melisa Tuya, periodista española, autora del Blog Madre Reciente, cuenta que sus 2 hijos han convivido con gatos desde el primer día y sin mayores problemas. “Mis 2 gatos representan muy bien los 2 tipos de reacciones que suelen darse con los gatos caseros cuando llega un niño a la casa”.

Explica que su gata, bastante tímida, se encarga de no ponerse al alcance de las atenciones de su hija. El gato, que Melisa compara con un peluche que ronronea, sí se acerca a la niña, porque la considera su juguete favorito.

“Julia tiene claro que es su gato, le da más besos que a nadie de la familia. Si le preguntas si prefiere a la perra o al gato, la respuesta es inmediata: se queda con el gato sin dudarlo.

Hay pediatras que son partidarios de presentar al niño o niña al gato, pero de forma gradual, nunca de manera forzada.

Es vital que el animal reconozca a nuestro hijo como su aliado no como un competidor por el territorio y los mimos, porque esto puede ser contraproducente.

Además, es necesario demostrarle cariño como de costumbre y no dejarlo de lado, como suele ocurrir cuando nace el bebé. Aunque confiemos plenamente en la mascota, nunca estará demás vigilarlo de vez en cuando: el bebé y el gato siempre deben mantenerse en el campo de visión de los padres. El gato no desarrolla celos, pero sí puede variar su comportamiento a causa del estrés por la nueva situación. (ARB)

EL ESPECIALISTA

“Si la madre gestante se contagia de toxoplasmosis en el primer trimestre puede perder el bebé”

Hay muchos gatos que podrían tener toxoplasmosis y esto quizás podría afectar al bebé. De acuerdo con la edad gestacional de la madre, la toxoplasmosis podría generar algunos problemas. Si la madre se contagia durante el primer trimestre, corre el riesgo de perder a su bebé o tener un hijo o hija con malformaciones graves.

Por esta razón, es necesario que las familias tomen los cuidados necesarios cuando deciden mantener a una mascota en casa.

Si el gato ha sido criado en casa desde pequeño, no hay razones para preocuparse, pero si este es un gato que entra y sala de la vivienda, es preferible evitar que se encuentre muy cerca de la madre o del niño.

Cuando las familias acuden a mi consulta me suelen preguntar sobre el tema de las alergias al pelo del gato. Hay papás y mamás que han sido alérgicos durante toda su vida, y que, en consecuencia, pueden heredarlo a sus hijos. En estos casos es preferible evitar que los gatos convivan en nuestro espacio. Son animales que pueden potenciar las alergias.

Patricia Aldean V.
Pediatra general

Cortos

  • El encuentro entre el bebé y el gato tiene que ser natural, y estar supervisado por un adulto. En ocasiones, el gato puede acercarse a olfatear al bebé incluso cuando este se encuentra lactando. La adaptación se realiza de forma progresiva.
  • Es importante mantener limpia la casa, incluida la bandeja de arena del gato. Cuando el bebé empieza a gatear, es recomendable que la comida y especialmente la arena del gato no se encuentren al alcance del pequeño gateador.
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