Las calles fueron la mejor "sala de estar" para los hinchas que no quisieron perderse ni un detalle del encuentro entre Ecuador y Honduras. Y, de paso, apoyar al cuadro ecuatoriano.

Así le pasó a Daniel Sevilla, empleado público, quien le agarró el partido en plena avenida Patria y Nueve de Octubre (norte de la capital). El caballero no quiso perderse del cotejo y se acodó a un kiosco en donde vendían camisetas de la Tri. "Me gusta mucho ver cuando juega la selección. No pude estar antes en mi casa. Ni modo, ya me tocó ver en la calle", comentó el aficionado.

Hubo quienes no pudieron dejar a un lado su trabajo, pero se dieron una pausa para mirar el partido. Fabián Solórzano, empleado del restaurante El Manabita, ubicado cerca del Colegio Manuela Cañizares, se detuvo un momento y dejó a un lado la limpieza de las sillas, las mesas y los enceres del establecimiento. Apoyado en su escoba miró la inauguración del juego en una televisión plasma colocada en lo alto de la esquina. Sus compañeros, que también se olvidaron de la jornada, no dejaron de gritar "Vamos Ecuador".

Para otros aficionados, fue más fácil combinar su labor con la afición futbolera. Lenin Tandaria se sentó en uno de los asientos del local Videos Mabel, en donde trabaja. Su hermana menor y sus amigos se ubicaron en otro de los rincones y miraron el cotejo junto con sus clientes que, en lugar de comprar música o películas, se quedaron a ver el partido. Entre conocidos y desconocidos apoyaron al cuadro nacional. "El negocio no puede esperar, pero tampoco me voy a perder el partido", comentó el muchacho.

De la emoción, algunos jóvenes tuvieron hambre. Así que aprovecharon para comprar hamburguesa y papas fritas. Mientras esperaban su "banquete" miraron angustiados el desempeño del equipo tricolor. Andrés Toapanta y Alec Reinoso son empleados de la empresa Dismacon salieron temprano de sus oficinas, pero no tuvieron tiempo para ir hasta La Zona (sector La Mariscal, al norte de Quito) y se quedaron por la Pradera y República, en el puesto de comidas rápidas El Gato. "Preferimos pasar aquí porque hay menos gente", comentaron, sin quitar la vista de la pantalla, instalada en el local.

En los bares y restaurantes de el sector de La Mariscal (norte de Quito) no había dónde poner ni un pie. La expectativa por el partido Ecuador-Honduras animó a los hinchas y farreros a visitar los sitios de diversión desde tempranas horas de la tarde.

Los locales de la Plaza Foch estuvieron llenos desde las 16:00. En algunos casos, aunque las mesas estaban vacías ya se encontraban reservadas. En otros establecimientos, los meseros empezaron a ofrecer combos de cocteles, cervezas y hasta de vinos.

El ambiente era similar en las calles Colón y Amazonas, en donde los hinchas concurrieron a bares y karaokes que anunciaban el partido a través de grandes rótulos. "Si se puede" se escuchó hasta el final del cotejo.