Ventas suben en Ecuador y empresarios ven señales de reactivación económica
El crecimiento de las ventas, el repunte de sectores como comercio, turismo y construcción, y una mejor proyección del PIB han encendido las expectativas en el sector productivo ecuatoriano. Sin embargo, empresarios y economistas coinciden en que el verdadero desafío no está en el cierre de 2025, sino en mantener el dinamismo económico el próximo año.
Según cifras del Servicio de Rentas Internas (SRI), las ventas registradas en noviembre de 2025 habrían alcanzado los USD 22.069 millones, lo que representa un incremento del 10,4 % frente al mismo mes de 2024. La estimación se basa en información de facturación electrónica y refleja un incremento significativo del consumo y de la actividad empresarial durante el último tramo del año.
El crecimiento no fue homogéneo, pero sí amplio. Las actividades profesionales lideraron este aumento del 28,1 %, seguidas por el suministro eléctrico (24,6 %) y la construcción (22,4 %). También se observaron avances en turismo (15,1 %), comercio (10,6 %) e industria manufacturera (9,7 %). La principal excepción fue el sector petrolero, que continuó mostrando un desempeño más débil en comparación con el resto de la economía.
Desde una perspectiva macroeconómica, el Banco Central del Ecuador (BCE) dio una cifra positiva. En su última revisión, publicada el 15 de septiembre, la entidad elevó su proyección de crecimiento del producto interno bruto (PIB) para 2025 a 3,8 %. Esta estimación incorpora el desempeño del consumo interno, el crecimiento de sectores no petroleros y una mayor estabilidad en las cuentas fiscales.
Para el economista Alberto Acosta Burneo, las cifras recientes confirman que la economía ecuatoriana atraviesa una fase de recuperación que se extiende a la mayoría de sus componentes. A su criterio, el principal valor de este momento radica en que el crecimiento no se concentra en un solo sector, sino que se distribuye de forma más amplia. “Cuando el crecimiento se extiende a varios sectores, se genera un impacto positivo en el empleo, los ingresos y la reducción de la pobreza. Ese es el valor de una expansión más equilibrada”, señala. Añade que este comportamiento es coherente con la tendencia de mejora que se viene observando desde que se superó el periodo más crítico de la pandemia.
Acosta Burneo explica que este dinamismo se apoya en una economía con altos niveles de liquidez, una condición que, según su análisis, se mantiene desde junio del año pasado. Esta mayor circulación de recursos se refleja en una mejora general del desempeño económico y en un impulso simultáneo tanto del mercado interno como del externo.
“Lo que estamos viendo es que hay sectores que están creciendo de manera acelerada, especialmente las exportaciones, y eso inyecta recursos a las cadenas productivas”, explica el economista. Este flujo de ingresos, añade, se traslada al consumo interno, lo que se evidencia en el repunte de las ventas. “Las ventas, al final del día, son una de las principales pruebas de que una economía está creciendo”, puntualiza.
El analista destaca que el crecimiento se manifiesta en varios frentes de forma simultánea: por un lado, la producción orientada a los mercados externos; por otro, el fortalecimiento del mercado interno y de los servicios locales. “Si se observan únicamente las ventas internas, se nota que están creciendo y acelerándose de forma significativa. Prácticamente todos los sectores muestran una evolución positiva”, afirma.
Las ventas subieron, pero aún existen retos para el año que viene
Gabriel Garrido, quién está al frente de Herboré, una empresa dedicada a la creación de productos naturales en base a CBD, señala que aunque noviembre muestra mejores resultados que el año anterior, el comportamiento del año fue irregular. “Tuvimos meses muy buenos, pero también períodos golpeados por problemas logísticos y de movilización (...) pese a todo el cierre de año sí se ve mejor que en 2024”, comenta. Para él, la falta de conectividad, logística eficiente y centralización de información sigue siendo un obstáculo clave para los pequeños negocios.
Una lectura similar comparte Carolina Ortiz, Directora de Estrategia de Coffee Relief, una cafetería ecuatoriana con presencia en varias ciudades del país. “Se vende más que el año pasado, pero con costos más altos y mayor incertidumbre. El consumidor está activo, pero también más cuidadoso”, señala. Ambos coinciden en que el acceso a mercados, capacitación y herramientas de gestión son tan importantes como el financiamiento para sostener el crecimiento.
En esa misma línea, Juan Carlos Sosa, economista y director alterno del Colegio de Economistas de Pichincha, considera que los resultados recientes son una señal positiva, aunque advierte que parte del crecimiento observado responde a factores coyunturales. “Un aumento en las ventas sí evidencia reactivación, pero hay que analizar el contexto. En noviembre hubo una inyección importante de liquidez que impulsó el consumo, como el pago adelantado del décimo tercer sueldo”, explica.
Para Sosa, el principal desafío no es el repunte puntual, sino la capacidad de sostener este dinamismo en el tiempo. A su criterio, para que la recuperación sea estructural y no temporal, se requiere avanzar en aspectos de fondo. “El crecimiento debe apoyarse en mayor inversión, generación de empleo formal, aumento de la productividad y acceso a financiamiento productivo”, señala.
En ese sentido, el economista considera que la reactivación económica pasa necesariamente por crear condiciones estables para la inversión privada y fortalecer la actividad industrial. “Tenemos que apostar al fomento de la inversión, impulsar el empleo estable y formal y mejorar la productividad de las industrias. Sin esos elementos, el crecimiento no se proyecta a un largo plazo," comenta.
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