Durante la rendición de cuentas que realizó el Gobierno Nacional ante la Asamblea, el pasado 10 de agosto, la ministra coordinadora de la Política Económica, Katiuska King, hizo un adelanto de las medidas que se tomarían ante la crisis económica que afecta a los países desarrollados.

“Nos estamos preparando”, anunció la funcionaria durante su intervención en el Informe a la Nación. Ante una situación crítica, King aseguró que se están preparando líneas de crédito emergente, esto en referencia a una eventual caída del precio del petróleo que complique el financiamiento del Presupuesto General del Estado.

Dijo que ante una crisis, “nuestro ahorro debe financiar el desarrollo”. Es que durante las turbulencias de 2008, el Gobierno repatrió parte de la reserva monetaria de libre disponibilidad para que se entregaran créditos productivos.

King aseguró que esta medida debe replicarse, por lo que, frente a los problemas, el régimen reaccionaría de la misma manera que lo hizo hace tres años.

Además mencionó el programa de sustitución de importaciones que lleva adelante el Ministerio Coordinador de la Producción. Mediante esta acción productos que hoy se compran en el extranjero se producirían en el territorio nacional. Esto serviría para evitar que los dólares escapen del país, justo en el momento que más se los necesita.

Un ejemplo de estas iniciativas ya se ha visto con la colocación de aranceles a la importación de calzado para impedir el ingreso discriminado de zapatos chinos que estaba a punto de quebrar a la industria nacional.

Otro frente que maneja el país es el del área regional. Más allá de las críticas contra el uso del dólar como moneda nacional, los presidentes sudamericanos buscan desarrollar medidas conjuntas.

En ese marco, el mandatario colombiano, Juan Manuel Santos, pidió una reunión urgente de los ministros de Economía de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur).

El “plan de acción” del bloque, cuyos detalles comenzaron a analizar funcionarios técnicos esta semana, se fundará en mecanismos de ayuda mutua en caso de ataques especulativos contra las monedas sudamericanas, informó el ministro argentino de Economía, Amado Boudou.

Uno de los objetivos es incrementar el comercio intrarregional, que alcanza a 120.000 millones de dólares anuales, apenas un sexto del total del volumen de intercambios que mueve el bloque.

Para alentar este comercio, una de las propuestas es extender el mecanismo ya vigente entre Argentina y Brasil, las dos mayores economías de Sudamérica, de uso de sus monedas locales para realizar los intercambios, en vez de hacerlo con dólares, parecido a la medida aplicada por el ALBA (organismo al que pertenece Ecuador), conocida como Sucre.

También se estudian estímulos para la creación de cadenas productivas y el desarrollo de proveedores regionales. “Es una sustitución de importaciones regional y lo que estamos buscando es generar proveedores regionales”, aseguró Boudou luego de afirmar que esto “no significa economías cerradas” sino “una mayor apertura”, pero entre las economías sudamericanas.