Una tímida mujer de Nueva York, cuya fortuna nadie sospechaba, sorprendió al morir y dejar $ 20 millones en donaciones a la biblioteca pública de la ciudad y a su principal parque, Central Park.    

Mary McConnell Bailey, quien murió el año pasado a los 88 años, vivía modestamente y era voluntaria en un hospital y en escuelas, informó el martes el diario New York Post.

Sin embargo, Bailey legó a la Biblioteca Pública y a la Central Park Conservancy, la entidad privada sin fines de lucro que gestiona las actividades del gran pulmón de la Gran Manzana, 20 millones de dólares, 10 para cada una, informó el Post. “Uno nunca habría adivinado que ella era rica”, dijo su mejor amiga y vecina Lizanne Stoll.

El funcionario de la biblioteca a cargo de las donaciones dijo que había conocido a Bailey, pero no podía recordar su voz.

Según el Post, Bailey, que provenía de una familia adinerada, se mudó a Nueva York en la década de 1940 y heredó más tarde una fortuna. Sin embargo, la mujer, que vivía en un sencillo apartamento de Manhattan, gastó poco.