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Manuela Cañizares, el alma del 10 de Agosto de 1809

Manuela Cañizares, el alma del 10 de Agosto de 1809
EcuRed
09 de agosto de 2020 - 00:00 - Redacción Política

La historia la describe como heroína. Como una mujer de temple, decidida, que empujó a un grupo de hombres hacia la gesta independentista del 10 de agosto de 1809. El nombre de Manuela Cañizarez y Álvarez o “La Ñata” como la llamaban ha trascendido sin importar el paso de los años. Su nombre sigue incólume y en su honor hay establecimientos educativos y bustos, por decir lo menos.

Sobre su determinación y el papel preponderante en el Primer Grito de Independencia se han escrito muchos libros. Uno de ellos es el de Manuel de Guzmán Polanco, quien la describe como “esa valiente quiteña” que intervino de manera oportuna y desafiante para que se concretara dicha gesta libertaria.

“Ella impidió la dilación en la decisión de deponer al Presidente de la Audiencia, inicio de la revolución de Quito, que tuvo amplia resonancia en toda la América hispana y en la propia España...”, señala en una parte el referido texto.

En el citado libro titulado: “Manuela Cañizares: La heroína de la independencia del Ecuador”, el autor la retrata en su prólogo como una de las principales protagonistas de la gesta libertaria del 10 de Agosto de 1809.

“Tanto por ser la mujer que desempeñó un papel fundamental en la toma de las decisiones cruciales en los días previos al de la constitución del primer gobierno libre de América Latina, cuanto por la dificultad de descifrar, con tan escasas fuentes históricas, la naturaleza de su personalidad y los detalles de su trascendente vida”.

“Manuela Cañizares es el alma del 10 de agosto, la mujer que le insufló valentía y valor a los patriotas”, así la concibe Eduardo Villacrés Manzano, director de la Unidad Educativa Integral Sudamericano y máster en Ciencias Internacionales.

“¿Que sucedía en ese momento con los patriotas del 10 de agosto? Resulta que en España había un vacío de poder porque Napoleón había invadido España y había colocado a su hermano José Bonaparte a gobernarla y entonces los patriotas quiteños, aprovechando esa coyuntura -un vacío de poder en España- se les ocurrió tomarse el poder en Quito y administrar la Presidencia de Quito en beneficio de los patriotas criollos”, reseña.

Patriotas del país

La historia ha recogido en cientos de textos todo lo que pasó entonces y quienes fueron sus principales actores. En todo ese contexto, Villacrés destaca que la figura de Manuela Cañizares es emblemática.

“Ecuador es un país de mujeres valientes: Manuela Cañizares, Manuela Sáenz, la misma Pacha, madre de Atahualpa; son mujeres que siempre han sabido sacar su carácter y demostrar que también pueden ejercer el papel de patriotas en este país”.

Esa Manuela Cañizares -menciona Villacrés- arengó, creía en la libertad, inclusive los españoles la quisieron desprestigiar, quisieron hablar de su honor, cosa que nunca lograron.

Manuela Cañizares le dio el empujón final que necesitaba este movimiento para lograr la pretentida autonomía. Yo no hablo de independencia sino de la autonomía que quería la Presidencia de Quito de España”.

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Adelantada a su época

El escritor e historiador Germán Rodas Chaves señala que Manuela Cañizares y Álvarez tuvo una formación con ideas renovadas para la época y un papel protagónico para las vísperas del 10 de agosto.

Pero no solo eso, “se había señalado en algunos espacios la necesidad de tener una acción que enfrente al poder colonial y desde luego el rol de Manuelita se vuelve fundamental cuando los independentistas se reunieron en la casa de ella la noche del 9 de agosto de 1809”.

Lo que pareció inicialmente una tertulia -detalla Rodas-  un encuentro de amigos, pero en realidad se estaban definiendo las acciones del día siguiente y todos los historiadores coinciden en que hubo un momento en que los compactados para el 10 de agosto tuvieron momentos de temor, de flaqueza, dudas.

Manuelita les increpó con términos fuertes y duros diciéndoles que tienen que actuar y decidirse por una acción en la que todos estaban comprometidos”.

Quizás ese es, destaca Rodas, el rol fundamental, y al día siguiente ocurrieron las circunstancias que todos conocemos: la búsqueda de la independencia que era una respecto de los virreinatos tanto de Santa Fe como el de Lima.

“Estas personas reunidas en la casa de ella buscaban un propio Quito que responda a sus propios intereses y objetivos, y sobre todo en momentos en que Francia había invadido a la metrópoli española, tenían temores de comportamientos inadecuados en el manejo de la economía y la política por parte de Francia, que podía repercutir en las colonias”.



Perseguida

Un año después ocurre el asesinato de varios de los patriotas que intervinieron en la gesta independentista y “Manuelita va a verse obligada a guardarse a buen recaudo debido a que fue perseguida y la persecución se inició en el mismo año de 1809, cuando llegaron las tropas desde el virreinato de Lima al mando del General Arredondo y pusieron presos a muchos de los actores de ese 10 de agosto de 1809”.

“Fue una mujer adelantada para la época, con ideas de cambio, contrarias a un colonialismo absorbente; era una mujer que leía, culta y tenía influencia del pensamiento”.

No hay muchos detalles de su vida, sin embargo la historia registra, menciona Rodas, que tuvo una vida complicada, que debió alejarse de su familia, vivir sola y buscar su sustento.

“Era una mujer de la sociedad quiteña, tenía varias propiedades; era una mujer que discutía sobre política, literatura, arte. Ella vivía en una casa que alquilaba cerca a la Plaza Grande, a la Casa del Sagrario; realizaba tertulias de mucha importancia”.

No tuvo descendencia, sin embargo, al parecer, tuvo una aproximación muy importante con uno de los independestistas, Manuel Rodríguez de Quiroga, “posiblemente una relación afectiva; él también debe haber incidido en la formación y preparación de esta mujer para que tome decisiones propias, pues era una mujer de carácter, de temperamento, determinaciones”.

Después del 10 de agosto de 1809 y de haberse refugiado en casas de amigos cercanos, en 1812 tuvo un deterioro en su salud.

Durante su retiro de la vida pública se dedicó a alquilar las propiedades que tenía para generar ingresos que solventara su gastos. Se sabe que tenía dos tiendas, una en Cotocollao y otra en el Valle.

Sobre el quebranto en su salud no se conocen muchos detalles, escuetamente se habla de un accidente.

Su deceso ocurrió el 15 de diciembre de 1814. El cuerpo de esta heroína desaparece físicamente, pero su nombre quedó grabado en la historia como sinónimo de libertad y coraje. (I)

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