Ecuador, 18 de Abril de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Comparte

Mariana Andrade es la nueva secretaria de Cultura del Municipio del Distrito de Quito

“Le pedimos a Rodas libertad y reestructura total”

Nombre: Mariana Andrade. Profesión: Gestor cultural. Nacionalidad: Ecuatoriana. Edad: 51  años. Cargo: Secretaria de Cultura del MDMQ. Experiencia: Fue Directora del cine OchoyMedio. Foto: Santiago Aguirre│El Telégrafo.
Nombre: Mariana Andrade. Profesión: Gestor cultural. Nacionalidad: Ecuatoriana. Edad: 51 años. Cargo: Secretaria de Cultura del MDMQ. Experiencia: Fue Directora del cine OchoyMedio. Foto: Santiago Aguirre│El Telégrafo.
15 de mayo de 2014 - 00:00 - Redacción Cultura

Desde su oficina en el tercer piso del cine OchoyMedio, Mariana Andrade hizo varios apuntes sobre lo que propondrá a Quito desde la Secretaría de Cultura. Aunque sintió un ‘shock’ cuando conoció todo lo que maneja esa entidad, también cree que es ‘excitante’ pensar en todo lo que se puede hacer. Junto a ella estuvo el cineasta Miguel Alvear, quien la acompañará en el reto de la administración pública.

Varios gestores coincidieron en que la propuesta cultural de Mauricio Rodas era bastante ‘ligth’ y cuestionaron la idea de convertir a Quito en Viña del Mar. ¿Cómo se vincula la directora del OchoyMedio a ese proyecto?
El punto de partida fue el encuentro en el Centro Cultural Metropolitano (11 de abril) con varios gestores culturales de la ciudad. Yo estaba invitada para hablar de cine, en un encuentro donde participaban pintores, artistas plásticos y demás. Algunos de ellos llegaron con pedidos y yo no quería hacer eso sino plantear la construcción de políticas, de una visión de cultura que atraviese por el patrimonio y la memoria, que involucre a los actores públicos y privados.
Luego de eso, en OchoyMedio escribimos una crónica sobre el evento -al que llegó tarde- y fue así como nos visitó, me preguntó sobre la crónica. Le dije que como alcalde no podía llegar tarde a un evento de cultura porque la cultura siempre está en espera.

Si el cuestionamiento a Rodas fue que su plan se centró en los espectáculos masivos, ¿qué plantea una gestora cultural?
En realidad en la campaña no le pusieron cabeza a la cultura. Claro que la propuesta del alcalde Rodas estaba centrada en el entretenimiento, que no está mal que exista, porque cultura y entretenimiento no están en contraposición; pero evidentemente esa no es una propuesta para cultura. Creo que sí se abrió la posibilidad de hablar del tema. Quito no sería igual sin Malayerba, el Patio de Comedias o el OchoyMedio. En ese sentido, creo que tanto él (Rodas) como nosotros reflexionamos y me pareció bastante bueno que nos pidiera plantearnos objetivos a corto, mediano y largo plazo.

¿Hay apertura para eso?
En el evento del 11 de abril le dije que la cultura debía tener una visión más moderna, que el pasado había que dejarlo ahí. Hay que entender que los gestores no hacemos política partidista sino que desde los espacios donde hacemos cultura estamos vinculados a los ciudadanos. La cultura siempre es crítica, contestataria y da igual si es derecha o izquierda.
En realidad soy la más sorprendida de ocupar esa Secretaría, jamás he hecho militancia… Así que le pedimos libertad total y la reestructura total de la Secretaría, porque estuvo muy vinculada a eventos y los gestores no se sienten identificados.

¿Hay procesos desarrollados por la Secretaría que se deben sostener?
Hay cosas rescatables, yo creo en la construcción de la continuidad. Por ejemplo, hay esfuerzos desde la Fundación Museos de la Ciudad que están bien y que hace falta reforzarlos.
Se crearon proyectos buenos como Cultura Viva, Quito Lee, los Centros de Desarrollo Comunitario (CDC), es decir, hay infraestructura cultural, pero hace falta alguien que los opere. Hay teatros como el Capitol -recién inaugurado- y el parque Qmandá, que es bueno que se hicieran.

¿Cuánto presupuesto manejará la Secretaría y qué dependencias?
Hablamos de $ 21 millones y más de 90 personas; pero fuera de eso está la Banda Municipal, la Fundación Museos de la Ciudad, la Fundación Teatro Sucre, que funcionan independientemente. Hay un engrosamiento del personal, es una secretaría enorme.

¿Ejercerá control sobre todos esos estamentos?
Tiene que ser así. Una de las acciones que considero urgente es la reorganización de la Secretaría, hay que delimitar competencias para evitar que los programas se repitan. La idea es crear redes que permitan construir políticas de programación, inclusión y modos de uso de espacio. Debe existir una rectoría real y lo quiero asumir. La reestructuración y la forma de hacer cultura en la ciudad debe cambiar, pero eso no es inmediato. Lo que menos quiero es dedicarme a solucionar incendios y urgencias, y perder así 2 años.
Otro objetivo prioritario es crear una ordenanza cultural para la ciudad. Hablaremos con los gestores, será despacio pero con prisa. Este año hay que cumplir la agenda que quedó programada.

¿Qué regulará la ordenanza?
Derechos, normativas, procedimientos, hay que ordenar al sector. Si se crea un sistema de salas, qué incentivos habrá, quiénes calificarán una película, cuál es la manera de hacer un espectáculo; hay que crear  mecanismos de fomento y eliminar esa política clientelar a la que están sometidos los gestores. Ese es nuestro proyecto macro, queremos dejar a la ciudad con un modelo propio que pueda ser replicado en el resto del país. Si todo sale bien y si tenemos la libertad que nos han prometido, queremos dejar en los próximos 4 años herramientas que perduren, porque una vez que concluya ese trabajo volveremos a nuestro espacio, el OchoyMedio.

Y precisamente, ¿qué pasará ahora con el OchoyMedio?
Nuestra gestión es transparente y lo primero que hice fue renunciar a la dirección general, porque este proyecto debe continuar. Pero este espacio no me pertenece a mí sino a la ciudad, son los usuarios los que deben defender que así sea. El OchoyMedio tiene un equipo de trabajo que lo sostiene desde hace rato y funcionará como un comité de ejecución, con dinámica propia. Ahí estarán Carla García, Patricio Andrade, Gabriela Paz y Miño.

Quito es una ciudad que cuestiona y exige mucho. ¿Está preparada para la crítica?
Quiero dar ejemplo de tolerancia. Una ciudad mientras más culta, es más tolerante. Estamos en unos niveles de intolerancia frente a cualquier opinión que realmente me aterra. También creo que el funcionario público debe estar listo para el escrutinio ciudadano, no será fácil; pero, qué es fácil hoy.

¿Qué pasará si cuando emprenda la transformación que propone no cuenta con toda la apertura que le han ofrecido?
A nosotros no nos interesa una cultura ideologizada, desde ningún lado, sino una gestión absolutamente independiente, con voz propia. Cuando eso se pierda, tendremos que irnos.

El reto que asume es político y eso implica que detrás de su gestión habrá un proyecto político.
No estoy de acuerdo. Ese es el cuco que rechazo. Si vivo con cucos, no hubiera aceptado el cargo. En este caso, es nuestra agenda la que queremos que prevalezca. Nos han metido mucho temor y ya estoy grande como para creer en cucos; estoy en la posibilidad de identificar quién está al frente mío y hacia dónde voy.  Por el momento quiero disfrutar de este reto. Una de las fortalezas del OchoyMedio fue que no hubo cálculo político.

Hay una agenda cultural ya marcada, por ejemplo, está la Fiesta Q, sin alcohol y con eventos masivos. ¿Se mantendrá ese esquema?
Para las fiestas de Quito, en particular, tenemos en mente varias cosas. Creo que los megaeventos públicos pueden coexistir con otros que se desarrollen en los CDC promovidos por grupos artísticos, es decir, para darle una identidad a los barrios, pero es un tema que aún nos falta analizar. La cultura en esta ciudad está medida por el número de espectadores, no hay indicadores de gestión y yo me opongo a eso. Los megaeventos de 50 mil y 80 mil espectadores sí los quiere la ciudad y hay que respetarlos, pero ese no puede ser un indicador.

¿Qué pasará con el Parque Bicentenario?
Hay varias ideas, pero deben desarrollarse. Se trata de un parque planificado que incluso tendrá una arena para espectáculos públicos, pero más allá de pensar en obras nuevas, hay que ocuparse de las que ya existen como el Qumandá o el Capitol para evitar que se conviertan en espacios vacíos.

También están los bulevares, la generación de identidad de los barrios, ¿qué plantean al respecto?
Los bulevares son positivos, pero hace falta más reflexión. La ciudadanía participa en exhibiciones como los Quindes o la exposición fotográfica A cielo abierto, pero en realidad ahorita quiero hablar de lo que sé y desde la posición en la que me encuentro. Cuando abrimos el material que nos dieron entramos en shock porque no te das cuenta de las cosas que ofrece la ciudad y de lo que se puede hacer, pero también es excitante pensar en todo lo que se puede hacer en la ciudad. Prefiero no hablar de algo a lo que todavía no le he puesto cabeza y, como este, el tema del Patrimonio también hay que trabajarlo. Vamos a meternos en cosas pequeñas, pero bien hechas.

Hay una discusión sobre las manifestaciones culturales identificadas como elitistas y consideradas populares. ¿Seguirá operando ese modelo de gestión cultural?
Debo precisar allí algo, no siempre la élite es negativa, porque también hay veces en que las masas se han equivocado. Primero hay que romper con ese esquema, ¿por qué siempre al sur de la ciudad se le vincula con el hip-hop o el grafitero? Esa es una visión absolutamente excluyente. Es importante entender que la ciudad entiende por cultura lo que quiere entender y hay que respetarlo. La ciudad y las parroquias ya tienen una agenda propia, así que vamos a participar en eso también. Se dice que la clase media también quiere participar de actos elitistas, yo simplemente los llamo minorías. Para eso hay que romper las dicotomías porque la ciudad es una sola y la cultura está en nosotros, no en las instituciones.

¿Han pensado en los concursos de fomento cultural?
Hay varias áreas de acción. Queremos formar comisiones de arte sectorizadas porque no se puede mezclar a los audiovisuales con los de teatro, danza o literatura. Sin embargo, quienes hacen cine están atendidos por el Consejo de Cine y quizá nosotros pongamos énfasis en la exhibición en espacios alternativos, pero sí nos planteamos tener una comisión fílmica. Los fondos sí se van a reglamentar, necesitamos que sean diferenciados, pero no especiales, porque en realidad yo no puedo calificar a una obra mejor que otra.

¿El fondo de literatura será solo para proyectos de la ciudad?
Para proyectos que hablen del mundo. Quito ya no es la carita de Dios, es una ciudad intensa, viva. El mundo cambió y las barreras del Centro Histórico están afuera, Quito es los valles, la Foch, la Floresta y todos los barrios del sur. Hablamos de una unidad.

Hubo quienes creyeron que con Mauricio Rodas en la Alcaldía existía la posibilidad de recuperar las corridas de toros. ¿Qué opina al respecto?
Creo que eso no me corresponde a mí contestar, pero él (Rodas) ya lo dijo, existe una consulta popular y hay que respetar la voluntad de la mayoría. Entonces lo que se podría plantear es que la Plaza de Toros sea el escenario para un megafestival de música. Existe el interés de recuperar el entorno económico que se daba alrededor de la plaza con actividades de otro tipo, de eso sí se habló.

¿Cuál será la política cultural para los adultos mayores?
Creo que hay áreas que involucran también a la Secretaría de Inclusión y de Ambiente. Esa pregunta habrá que definirla entre todos. En los CDC, por ejemplo, vamos a confluir las tres secretarías. En OchoyMedio sí hemos hecho programas dedicados al adulto mayor y confío en que podamos hacerlo. Hemos abierto las puertas de la ciudad y en realidad es mucho, nos faltarán más semanas o meses para pensarlo. Lo que sí tengo claro es lo que los gestores culturales necesitan, por ejemplo, no más zanqueros en actos públicos, no está bien, hay que devolverles la dignidad, igual que al graffitero. Esta Secretaría, desde nuestra mirada, nunca va a perder su espacio de crítica y ojalá podamos mantener eso con el Alcalde. Hay que conocer también qué está funcionando en las parroquias y cómo lo articulamos.

La apertura para nuevos proyectos también trae consigo nuevas demandas. La Fundación Factory fue entregada en abril del año pasado a los padres de los jóvenes que fallecieron en el incendio de la discoteca, pero se trata de un espacio subutilizado. En el sur de Quito está el Teatro México y tiene poca acogida ¿Qué medidas adoptará la Secretaría?
Hay que conocer los hábitos de consumo, eso es clave, y partimos del hecho de que falta información para la definición de políticas, porque cómo determinamos qué prefiere la gente. Eso ayudaría a responder por qué el Teatro México tiene poca afluencia. Por ejemplo, la red de salas independientes que trabajamos el año pasado, con la anterior administración, sabemos cómo funciona. El levantamiento de información que se hizo el año pasado no era para que se quedara embodegado como ocurre con la mayoría de las consultorías. A nosotros sí nos importa la gestión cultural.

La recuperación del expenal García Moreno, un patrimonio de la ciudad, podría convertirse en el primer tema de negociación con el Gobierno Central, ¿ya tiene una propuesta?
Tenemos varias ideas al respecto. No quiero utilizar la palabra disputa, porque no es lo que queremos, pero ahí se definirá un concepto sobre patrimonio que no solo es infraestructura sino también memoria, gente, barrio. Es un tema complejo y tenemos varias ideas creativas al respecto, pero comprendemos que hay que respetar el componente social. Es evidente que hay un Instituto de Patrimonio que rige ese proceso, pero nosotros siempre tendremos una voz en alto hablando del patrimonio vivo, más que de la estructura. Veremos cómo nos insertamos en esa discusión y creo que mi trabajo en la gestión cultural será clave porque he trabajado con el Ministerio de Cultura y puedo ser un vínculo para el diálogo.

Contenido externo patrocinado

Ecuador TV

En vivo

Pública FM

Noticias relacionadas

Social media