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Su última función será esta noche

La música de Bach también se interpreta con el cuerpo

Ángel Llanos, Pablo Mosquera y Leonardo Ramos son parte de la ‘Orquesta de Cámara’.  Foto: Álvaro Pérez |  El Telégrafo:
Ángel Llanos, Pablo Mosquera y Leonardo Ramos son parte de la ‘Orquesta de Cámara’. Foto: Álvaro Pérez | El Telégrafo:
27 de febrero de 2014 - 00:00 - Redacción Cultura

¿Qué pasaría si en una Orquesta de Cámara, en vez de instrumentos apareciesen cabezas, piernas y brazos moviéndose al compás de una de las piezas musicales más importantes del compositor alemán Johann Sebastian Bach? Seguramente se trastocarían los sentidos. Pero esa —precisamente— es la idea del Colectivo Zeta que, desde junio de 2010, fusiona danza y teatro para dar cabida a las más variadas  ideas, reflexiones y cuestionamientos que nacen de su elenco.   

Xavier Delgado, bailarín, coreógrafo y director de la obra, explica que Orquesta de Cámara. Concierto en Fa menor para músicos sin violines es  un estudio de la música de Bach, pero contado a través del cuerpo. “El público escucha ‘danza y Bach’ y espera ver mucho. De manera que nosotros hemos trasladado todo este concierto a la minimalía del movimiento, a las manos, a los pies, a la cabeza. Es una obra en la que  tratamos de trazar todas las figuras de la música, los colores de la música y, desde luego, los instrumentos; sin necesidad de que estos existan”.  

DATOS

Sú última función será hoy, a las 20:00, en la Casa Teatro Malayerba (Sodiro 345 y 6 de Diciembre. Plazoleta del Belén, diagonal al Churo del Parque La Alameda).

Además del Concierto
en Fa menor para músicos sin violines se presentará, previamente (y con la misma entrada), ‘Tacones y una mosca’, también dirigida por Xavier Delgado.  

Valor de la entrada
: $ 10 y $ 8 estudiantes.

Colectivo Zeta
está integrado por: Leonardo Ramos, Emilia Ulloa, Pablo Mosquera, Karina Cárdenas, Andrea López, Ángel Llanos y Xavier Delgado
La historia se desarrolla con seis músicos que —en apariencia— no lo son, pues prescinden de algo muy importante: sus instrumentos. No saben si los perdieron o si fueron embargados o si jamás los tuvieron consigo. Da lo mismo. La música no se detiene. Enseguida toma la batuta imaginaria uno de ellos y —con peluca blanca y traje remendado— procede a dirigir al grupo.

Sin embargo, el papel de director va rotando. Cuatro hombres y dos mujeres (cuyos trajes les confieren la dignidad de hadas de la genialidad y la locura), dan vida a la música del gran exponente del barroco, incomprendido en su tiempo y tan consagrado en la actualidad.

“Bach no fue reconocido en su época”, comenta Xavier, “pero ahora es considerado el padre del barroco. Entonces lo nuestro también es una crítica a esto de quién determina qué es arte o no, o cuál es una obra  grandiosa y cuál no. ¿Quién lo decide? ¿La moda, el consumismo? Nosotros, como danza-teatro, estamos en ese proceso, ya el tiempo lo dirá. Ahora nos unimos a Bach porque es otro trabajador clandestino del arte, como nosotros, que trabajamos día a día, en el mayor silencio y sin tanta rimbombancia”.

Pero además de la obra principal, otra pieza es presentada, previamente, al público. Dura apenas 20 minutos y se titula: Tacones y una mosca, también creada, dirigida e interpretada por Xavier Delgado, junto a Emilia Ulloa.

“Es la historia de una mujer perseguida por su mosca. Una metáfora de las cosas que nos persiguen  siempre: ideas, pensamientos, miedos. Entonces, nosotros planteamos lo siguiente: ¿cuáles son esas moscas que a diario te rodean?”, dice Xavier. Las respuestas, desde luego, quedan abiertas; múltiples e infinitas, como la música.

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