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Globos de Oro y Oscar: ¿divorcio a la americana?

Globos de Oro y Oscar: ¿divorcio a la americana?
15 de enero de 2013 - 00:00

Los Globos de Oro no quieren ser la antesala de los Oscar. Los Oscar buscan desvincularse de esa previa que les revienta el cuadro de honor. En 2013, parece que el divorcio es evidente: “Argo” se impuso en los premios de la prensa extranjera y los Oscar cambiaron calendario.

Este divorcio a la americana o, quizá esta “Guerra de los Rose” entre los premios más mediáticos de Hollywood, tuvo en esta edición un cambio sustancial que podría desencadenar la ruptura definitiva: los Oscar anunciaron sus nominaciones hace 5 días, por primera vez antes de que los Globos se repartieran.

Las consecuencias fueron considerables: por un lado, los Oscar desmarcaron con nominaciones en las grandes categorías por películas que ni aparecían en la antaño antesala, como “Beasts of the Southern Wild”, o solo mencionadas en la categoría para cine extranjero, como es el caso de “Amour”, del austriaco Michael Haneke.

La primera opta a cuatro premios de la Academia de Hollywood y la segunda -que   consiguió esa noche el Globo de Oro al mejor filme extranjero- a cinco. Esa era la primera provocación desde el hermano mayor al hermano pequeño. Pero los Globos no se han quedado atrás.

Mientras en televisión siguieron un camino más o menos esperable -con los triunfos de “Homeland” en drama y “Girls” en comedia, además del casi monopolio de “Game Change”, con Julianne Moore como Sarah Palin, en la categoría de miniserie- en el cine, los 88 votantes de la Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood decidieron sacar los pies de las alforjas.

“Argo”, de Ben Affleck, se convertía en la ganadora moral de la noche con los dos premios más importantes: mejor película dramática y mejor director, para un cineasta y actor que en los Oscar no logró nominación. En el improbable caso de que los Oscar siguieran la estela de los Globos de Oro, “Argo” se convertiría en la primera película desde “Driving Miss Daisy” (1989) en conseguir el máximo premio sin tener a su director nominado, y el propio Affleck subía muy sorprendido al escenario del Beverly Hilton por haberse impuesto a Ang Lee, Quentin Tarantino, Kathryn Bigelow y, sobre todo, Steven Spielberg.

“Lincoln”, del rey Midas de Hollywood, salvó su honor con el Globo de Oro para Daniel Day Lewis como mejor actor, la única de sus siete nominaciones que cristalizaban para la también favorita para los Oscar, donde compite por doce premios.

De la misma manera, otra de las grandes contendientes en los Globos, “Zero Dark Thirty”, se desinfló en las nominaciones a los Oscar y el domingo en la noche salió solo con el indiscutible premio para Jessica Chastain.

En el apartado de comedia sucedía tres cuartas partes de lo mismo. “Les Misérables” se convirtió en la ganadora cuantitativa de la noche con tres estatuillas: mejor comedia o musical, mejor actor (para Hugh Jackman) y mejor actriz secundaria (Anne Hathaway).

Quedó así relegada a un solo premio (mejor actriz, para Jennifer Lawrence) “Silver Lining Playbook”, de David O. Russell, que para los votantes de los Oscar es sin duda la comedia del año, ya que la nominaron a 8 premios, 7 de ellos los más importantes: cuatro de interpretación, película, director y guión, algo que no pasa desde “Rojos” (1981).

Y, para colmo, otra de las que en los Oscar quedaron desdibujadas como favoritas, “Django Unchained”, de Quentin Tarantino, anteayer hacía botín con el Globo de Oro al mejor actor secundario, para Christoph Waltz, y como mejor guión.

¿Se habían cansado los Globos de Oro de errar el tiro en sus predicciones para el Oscar, después  de acertar solo en un 50 por ciento de los casos desde que empezó el siglo XXI? ¿Se habrán rebelado contra el nuevo calendario de los Oscar y quisieron marcar diferencia?

Lo que está claro es que, como espectáculo televisivo, los Globos de Oro tienen todas las de ganar: se evitan los premios técnicos (los menos vistosos para la ceremonia) y, en concreto en la ceremonia de anteayer, vivieron dos momentos históricos: la aparición de Bill Clinton para defender la biografía cinematográfica de otro ex presidente, “Lincoln”, y la salida del armario oficial de la ganadora del premio Cecil B. De Mille, Jodie Foster.

Además, algún guionista perverso decidió forzar el encuentro entre Arnold Schwarzenegger y Michael Haneke, músculo y cerebro, respectivamente, de denominación austriaca, al entregarle el primero un premio al segundo. ¿Cómo superarán eso los Oscar? El guante está echado. Hasta el 24 de febrero.

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