Taís, de 8 años, de la escuela Marqués de Solanda, fue la receptora de una reprimenda de su maestro el día que iba por primera vez al teatro. La pequeña,  por su emoción de compartir con una de sus amigas, saltó de una butaca a otra, sin calcular bien la distancia y terminó en el piso.

Las risas de sus compañeras no se hicieron esperar, pero, como es típico en una caída, Taís se levantó con una sonrisa, se ajustó la falda y se apresuró a sentarse diciendo que no le pasaba nada, que el golpe no le dolía mucho. “Bien hecho, eso le pasa por traviesa”, fueron las palabras del docente, mientras seguían las risas de sus compañeras.

Pese al golpe, Taís no dejó de moverse y llamaba mediante gritos a Juliana, otra amiga  que estaba en una  fila contigua y como a siete butacas de ella. “Juliana, apagarás el celular”, gritaba.

Este es un ambiente con el que cuenta casi siempre el proyecto “Escenario joven”. La iniciativa surge desde 2007 con la misión de formar nuevos públicos para la creciente oferta cultural que hay en Quito. Se  desarrolla en el Teatro México y la impulsa la Fundación Teatro Sucre. Así lo contó Andrea Stark, coordinadora y programadora de los teatros México y Variedades. “Si no se forman públicos nuevos en unos 10 y 15 años no se tendrán espectadores”, reflexionó, y aseguró que cada vez hay más creaciones.

Hace dos jueves, dentro de este proyecto, asistieron la escuela Marqués de Solanda -a la que pertenece Taís-, el Colegio Episcopal Chimbacalle  y un grupo de adultos.

Los más de 200 espectadores disfrutaron de la obra “Box sin palabras”, una historia de dos amigos a los que les une su fascinación por esa disciplina deportiva, en la que los golpes son los protagonistas y el que propina más dolor es el ganador. La obra, que es interpretada por Amargarito y Polivio (en la vida real Mauricio Gallegos y Héctor Correa), duró alrededor de una hora.

Una vez que terminó, se inició un foro en el que Mauricio  aseguró que la puesta en escena pretende crear una tensión sobre aquellas profesiones en las que se gana la vida a través de golpes. “A los golpes hay que afrontarlos, levantarse y seguir”, dijo Mauricio a su joven público. El foro es parte de Escenario Joven y propicia un acercamiento de los chicos con los actores para ver de forma crítica la obra, remarcó la  coordinadora.

Además, detalló que no solo se presentan obras de teatro, sino también una oferta de cine y de música, todos pensados para un público joven que va desde los 6 hasta los 17 años, aunque algunas veces también han atendido a chicos más pequeños con obras especializadas. En el área de teatro se prefiere trabajar con grupos profesionales, con trayectoria e independientes.

Entre los parámetros para seleccionar están: que las obras sean estrenadas, que no sean experimentales, que no pasen de una hora y que las temáticas sean cercanas a los jóvenes, como sexualidad, ecología, solidaridad, trabajo en equipo. Así, dijo en Box  se plantea el tema de la amistad.

Los contenidos para la programadora son fundamentales, y lamentó que queden fuera ciertas propuestas que exigen una preparación previa que se debe realizar en los establecimientos educativos. “No pude programar una obra porque  requería la  lectura previa  del libro Ensayo sobre la ceguera, de José Saramago, actividad que debe cumplirse en el colegio. No es responsabilidad del teatro”.

En cine coordinan con las embajadas para proyectar las películas con contenidos que salgan de las propuestas tradicionales como las que plantean  finales felices; y en música trabajan con los propios grupos de la fundación como la Banda Sinfónica Metropolitana y los coros. La característica de este encuentro es que  tenga un formato didáctico.

Durante 2012 recibieron 150 colegios y escuelas de la ciudad, la mayoría del sur.
En total fueron 60.000 estudiantes. A las presentaciones de las obras se invita a dos y tres establecimientos y se realizan dos veces, los tres primeros días de la semana, durante todo el año lectivo. Para finales de este mes, cuando se inicie un nuevo año escolar, se abrirá otro ciclo en el que se proyectarán las obras que tuvieron mayor acogida.

El personal del Teatro México aplica una encuesta con la que determina las obras que gustaron a los chicos, como por ejemplo Lisístrata y Súper Chuza. Pese a que no existe un seguimiento del resultado en los chicos después de haber asistido al teatro, la medición que hacen es a través del interés que muestran los propios colegios que piden ser invitados nuevamente a las funciones.

Ese acercamiento a los colegios y escuelas también permite percibir varios detalles; así,  a los alumnos de los colegios privados se los ve más activos y a los públicos se los nota más cohibidos por aquellas consignas de los maestros  que piden a los chicos no tocar nada, no moverse, estar quietos; cuando los chicos quieren todo lo contrario.

Taís, quien tuvo su primer acercamiento a golpes al teatro, por partida doble, por su caída y por la obra que se tituló “Box”, entre risas dijo que les pedirá a sus papás que la lleven más seguido, y que ya no saltará de una butaca a otra.