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El libro digital, una apuesta editorial “cargada de futuro”

El libro digital, una apuesta editorial  “cargada de futuro”
27 de abril de 2012 - 00:00

Quizá le sea difícil entrar en el estante donde se guardan aquellas joyas impresas, pero su uso como reemplazo del libro no es novedad. Gutemberg quizá nunca lo imaginó, pero varios de quienes antes leyeron narrativa, poesía, incluso hasta marketing, dejaron, aunque no por completo, el papel y se fueron hacia la pantalla de tinta electrónica. El e-book, como se lo conoce, tiene ya adeptos en todo el mundo y Ecuador no está al margen.

No existen cifras oficiales aún de cuántos consumen los libros digitales en el país, pero en la producción editorial ecuatoriana el e-book ocupa el 13.35%. Durante 2010 se produjeron 556 títulos. Estos datos los publicó la Cámara Ecuatoriana del Libro en un estudio sobre la industria editorial local.

El Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), a través de sus voceros, indicó que está en proceso de recopilación y tabulación de información en cuanto a los niveles de lectoría tanto del libro físico como del  digital.

El consumo se ha disparado. Por ejemplo, para el año anterior Amazon, el vendedor gigante de libros, comercializó por cada 100 impresos, 143 e-books. Incluso eso los llevó a abaratar el costo de los lectores electrónicos de libros, de $ 259 a $ 189. Hay algunos en $ 130. 

“Algo increíble teniendo en cuenta que llevamos quince años vendiendo libros de papel, frente a los treinta y tres meses de venta de libros electrónicos", dijo sobre este caso Jeff Bezos, director ejecutivo de Amazon.

Por ello Mr. Books y Librimundi, por citar dos librerías grandes de Ecuador, están trabajando en el proceso para comercializar e-books dentro de unos meses. También editoriales como Paradiso entraron en el mercado para vender textos, en Estados Unidos, de sus colecciones de periodismo.

Pero, ¿por qué consumir e-books? “Básicamente por dos motivos: facilidad y comodidad para ir de un lado al otro con ellos. No puedo llevarme un libro de 500 páginas en la cartera o en la maleta de mano en un viaje, ocupa espacio, incomoda, se puede manchar, arrugar las páginas, etc.”, argumenta Kristel Franco, lectora de estas publicaciones.

Otra de las ventajas tiene que ver con los costos: “No sobrepasan los 30 dólares, al menos los que he buscado para mí. Existen portales, como Amazon, en los que ofrecen libros gratuitamente”, cuenta.

Y la gratuidad es como una piedra de toque cuando se habla sobre el consumo de los libros electrónicos. Hay quienes están a favor del libre acceso a estos textos, y otros que consideran que al hacerlo se viola el derecho de autor.
Héctor Sánchez desde hace cuatro años consume libros digitales. “Actualmente solo leo en digital y compro e-books.

No los pirateo. Muchas personas confunden los e-books con los archivos Pdf y no son lo mismo. Muchos Pdf son piratas. Yo los compro porque no estoy a favor de la piratería en ningún aspecto. Solo si los libros son de software libre los adquiero. Decidí empezar a comprar e-books porque son más económicos, no se dañan y los puedo leer en cualquier parte desde mi celular, mi kindle o laptop”.     

Kristel Freire lee libros en formato digital, pero no los compra. “Nunca he comprado un e-book. Yo los descargo de páginas de Internet. Prefiero leer en impreso, pero en el país hay muchos libros que no se pueden conseguir o su edición es muy cara y los libros digitales te brindan facilidad para poder obtenerlos rápidamente”.

Tratamos de buscar declaraciones sobre qué trabajos hace el Instituto Ecuatoriano de Propiedad Intelectual (IEPI), pero no tuvimos éxito, ya que los encargados estaban en reuniones.

Para Santiago Recalde, de la iniciativa editorial Gescultura: “No hay en el país una normativa legal que te hable de derechos de autor, procesos de distribución, porcentajes de venta, etc. Eso es algo que se tiene que debatir. Por ejemplo, Estados Unidos  esta metiéndole un debate a las librerías por su venta virtual  de e-books, por cuestiones de derechos de autor. Entonces hay bronca al respecto”.

Incluso hubo un caso conocido en el mundo, publicado por la revista argentina Brando: Cuando la novela de Dan Brown “The Lost Symbol” (El símbolo perdido ), llegó a las tiendas de Amazon.com, el libro vendió más copias digitales que ediciones de tapa dura. Pero en menos de 24 horas, copias piratas digitales de la novela se encontraban en los sitios de intercambio de archivos, como Rapidshare y BitTorrent. En pocos días se había descargado de forma gratuita más de 100 mil veces.

Para bajar libros gratis hay muchas páginas en Internet, por ejemplo libroos.es, que tiene un catálogo gigante de textos. Entre sus categorías están narrativa, poesía, astrología, arquitectura, filosofía, espiritualidad, matemáticas, física, entre otras. Para obtener los libros los usuarios deben registrarse en la mencionada página y bajar los textos luego de una búsqueda breve. Así, hay infinidad de páginas donde se bajan textos sin tener que pagar y con ello el consumo gratuito de los libros crece sin dejar un registro claro del fenómeno.

El debate sobre los costos y la gratuidad aún están pendientes. Para lectores como Silvia Buendía, quien también ejerce la abogacía, la legislación sobre el tema de propiedad intelectual debe discutirse. Por el momento, para ella, el derecho de autor, el de una persona, no debe estar por encima del derecho del acceso a la información de muchos.

Mientras este fenómeno editorial ocurre, los ecuatorianos le apuestan a la lectura de estos libros electrónicos por las razones que antes se han mencionado.

“Los ebooks que descargo son concretamente títulos de pasta dura que quiero releer; o títulos que no son profundos y que sirven para quemar el tiempo de espera en alguna diligencia; o bien, ejemplares que por algún motivo no llegan al país, pero sí están disponibles en formato e-book”, cuenta Kristel Franco.

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