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El Telégrafo
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Despedida a Carlos Fuentes

Despedida a Carlos Fuentes
17 de mayo de 2012 - 00:00

Carlos Fuentes nos dejó y se fue sin el Nobel de Literatura. Gran narrador, gran ensayista. Pasará a integrar la lista de los grandes escritores que partieron sin ese premio.

Tal vez leerlo o releerlo sea el mejor homenaje a su memoria. Fue un escritor controvetido y en ocasiones rechazado o criticado por su dramáticas pero veraces y fuertes declaraciones y denuncias de incorrecciones, sobre todo en la esfera pública nacional e internacional. Varios fueron los reconocimientos a su obra, entre muchos, el Premio Príncipe de Asturias, significativo frente al valor de obras en español.   

Siempre tuvo mucha preocupación por su país y su región y ejerció el cumplimiento constante de un compromiso con México, su país de origen, aunque hubiera nacido, por las actividades diplomáticas de su padre, en Panamá y vivido en diversos países de Europa y en los Estados Unidos.

Y ese compromiso vinculado con las raíces y a la búsqueda de relaciones entre nuestros orígenes ancestrales y nuestro hibridismo actual, entre las culturas del pasado y nuestros perfiles culturales del presente, se hizo extensivo a toda Latinoamérica a través del estudio de su literatura, lo que dio como frutos excelentes libros de ensayos entre los que se cuenta como clásico, La nueva novela hispanoamericana, publicada en la década de los setenta y su último libro, del 2010, La gran novela latinoamericana.

Muchas obras narrativas escribió Fuentes, cuentos y novelas, pero seguirán siendo sus clásicas, entre las primeras, el Chac Mool, y entre las segundas, La región más transparente y La muerte de Artemio Cruz. En ellas realizó recorridos analíticos a través de la ficción, sobre la problemática sociopolítica mexicana pos revolucionaria, etapa a partir de la cual se desencadenaron grandes fraudes y por ende, frustraciones de los ciudadanos que vieron traicionados los ideales de la famosa revolución mexicana de 1910. Incursionó también en obras de teatro en las que trató temas similares y de identidad cultural, como Todos los gatos son pardos, entre otras.

Junto a García Márquez y Vargas Llosa, que todavía nos acompañan, integró el grupo de autores del “Boom” latinoamericano que propuso nuevas formas de novelar, estableció significativas rupturas en la estructura de la novela, en la focalización de espacios y situaciones y en el manejo de las voces narrativas, como sucede en La muerte de Artemio Cruz, obra narrada a tres voces en la que la primera persona es la voz del protagonista y  las vivencias presentes de sus últimos momentos de vida, la segunda actúa como conciencia acusadora y la tercera voz como la del narrador testimonial que nos informa a los lectores de otros sucesos. Eran nuevas propuestas estéticas que causaron una verdadera revolución en la literatura. Y Fuentes estuvo allí, fue uno de ellos. Su legado cultural pasado y reciente será indeleble.

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