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Demente es el nuevo sano según la cuarta “Scream”

Demente es el nuevo sano según la cuarta “Scream”
13 de noviembre de 2012 - 00:00

“No jodas al original” es la primera regla de una película de reinicio que “Scre4m” debió respetar, pero no lo hizo. Reglas del juego: mismo director de toda la saga, Wes Craven -creador de la mítica “Pesadilla en la calle Elm” (1984)-; mismo guionista en las partes 1, 2 y 4; misma tríada protagonista en las cuatro películas, y siempre hacer referencia al mundo del cine, considerando que las primeras entregas de estos filmes de “slasher” fueron de 1996 y 1997, la tercera de 2000 y la que ahora revisamos de 2011. No es una gran película ni una obra maestra en la filmografía de un director que con sus dos primeras obras innovó el género del terror y lo cambió para siempre.

De “Scream”, el crítico estadounidense Roger Ebert dijo que era una obra que se deconstruía a sí misma, violando la convención de que los personajes no hicieran referencia a un universo del cine, con frases fílmicas como “¿Quiéres un Motivo? ¿Tenía Norman Bates un motivo? ¿Había explicación de por qué Hannibal Lecter era un caníbal?”.

La segunda parte se desarrolla apenas dos años después de los incidentes de la primera en Windsor College, donde Sidney Prescott (Neve Campbell), ahora estudiante de drama, enfrentaba a dos nuevos asesinos, el más joven y activo interpretado por un mozalbete Timothy Olyphant. Lo mejor del filme es que sobre los créditos se oye “I think I love you”, de la banda Less tan Jake, en rock alternativo.

La tercera parte llegó con el declive del género de terror, desplazado por filmes de miedo asiáticos, llenos de sangre y “gore” que en su primera entrega generaban el horror desde el factor reality TV o desde el suspenso por el uso de cámaras caseras o en primera persona. Lo del medio hermano responsable en “Scream” fue talvez lo que mató a “Scream 3”, con el leve arreglo de que se ve el set de grabación de “Stab 3”, una película dentro de otra película basada en el libro sobre los asesinatos de Woodsboro -primer filme- de la periodista Gale Weathers –Courtney Cox (“Friends”)-.

Una cuarta entrega de “Scream” fue uno de los múltiples chistes incluidos en el filme de comedia burda “Jay y El Silencioso Bob atacan de nuevo” (Kevin Smith), con cameo de Wes Craven incluido. Ojalá la idea hubiese quedado en broma. “Scre4m” es eso precisamente. El final de “Scre4m” es una ironía para la trama, o más bien una crítica mordaz y sarcástica a lo que Hollywood hace y deshace con los nuevos filmes de terror.

Cierto es que surge en una época en que el género de terror ha ganado terreno nuevamente con remakes o secuelas en 3D de películas clásicas, los reinicios de las sagas “Pesadilla en la calle Elm”, “Halloween” y “Viernes 13”, pero desaprovecha ese nuevo boom de su especie mofándose de las tramas de las películas de miedo actuales, como hiciera “Scary Movie”, con elementos de la primera “Scream”.

“Ghost Face” es un chiste andante desde que al inicio de “Scre4m” utilizaran actrices conocidas en el cine o la TV, como acostumbran. Se dice que las películas “Stab”, basadas en los asesinatos de Woodsboro, son siete, y la sexta se toma como elemento de la apertura de la séptima. En el pueblo, los jóvenes aprovechan el aniversario de los asesinatos para hacer bromas por las calles, incluyendo la nueva “Ghost Face” App para copiar la voz del asesino y hacer llamadas intimidantes a otros jóvenes.

Las nuevas reglas del juego las explica el presidente del “Cinema Club” de la secundaria de Woodsboro en una visita de la ahora famosa autora Sidney Prescott, organizada por Gale Weathers para apoyarse en los jóvenes en su investigación sobre una nueva serie de asesinatos cometidos por “Ghost Face” en la víspera del décimo aniversario de los asesinatos de Woodsboro, cuando Sydney se encuentra en su pueblo natal para promocionar su libro.

La principal de esas reglas es que las nuevas versiones de una película clásica implican hacer uso de lo que es novedoso e insertarlo en la historia original, en este caso, grabar los asesinatos y subirlos a internet. Por ello el nuevo “Ghost Face” es usuario de Twitter, Facebook y usa una webcam para filmar todos su asesinatos para que su arte perdure.

“Scre4m” deja un mal sabor de boca al querer minimizar lo hecho en filmes de terror contemporáneos como “Saw”, pero incluyendo un cuchillo aumentado con efectos CGI en posproducción. Tiene graves errores de guión. El ahora Sheriff Dwight “Dewey” Riley (David Arquette, ex esposo de Cox) es más despistado que nunca y ha perdido la cojera que le quedó a raíz de sus heridas en “Scream”.

Gale Weathers es muy torpe para haber sido una periodista dispuesta a todo para conseguir su historia y Sidney Prescott sigue utilizando demasiado las escaleras como mecanismo de escape y de defensa. Faltan ideas para justificar escenas como la de la muerte de los policías que custodiaban la casa de Kate y Jill Roberts, tía y prima de Sidney y al parecer los principales blancos del nuevo “Ghost Face”.

Lo más remotamente interesante en “Scre4m” es la presencia de Emma Roberts en el papel de Jill Roberts, quien tendrá un más que destacado rol al final de la película con un giro de la trama que a más de un fanático del cine de terror le parecerá interesante, pero tonto. Ese nuevo personaje le da sentido a que se haya hecho una cuarta entrega de “Scream”.

Lo malo es que, a pesar de una sobria y buena actuación de Emma Roberts, el personaje no es suficiente para darle cohesión a una historia convulsa de asesinatos con cuchillo, cuando lo que el público espera es a asesinos con trampas mortales movidas por las decisiones que tomen sus víctimas.

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