Hoy comienza en Bucarest el proceso contra seis rumanos acusados de un espectacular robo de siete cuadros en el museo Kunsthal de Róterdam, oeste de Holanda, el 16 de octubre de 2012, este se une a una larga lista de hurtos de lienzos de gran valor.

En 2010, por ejemplo, se registraron dos grandes robos. El primero se realizó el 20 de mayo. Entre los cuadros hurtados estaban Le pigeon aux petits pois, de Pablo Picasso; La pastorale, de Henri Matisse; o Lolivier près de lEstaque, de Georges Braque.

También constaba La femme à léventail, de Amadeo Modigliani, y Nature morte aux chandeliers, de Fernand Léger. Las responsables de la sustracción de esos objetos, que estaban en el  Museo de Arte Moderno de París, fueron detenidas en 2011, pero las obras, estimadas en 100 millones de euros, no han sido encontradas todavía.

El siguiente fue el 21 de agosto. A plena luz del día, el lienzo de Van Gogh llamado Amapolas, que estaba en el museo Mahmud Jalil de El Cairo, desapareció. La obra, cuyo valor estimado es de 55 millones de dólares, fue recortada con un estilete y retirada del marco. Tampoco se encontró.

En 2008 también se registró un robo, valorado en 112 millones de euros. Fue el 10 de febrero cuando sustrajeron cuatro lienzos de Monet, Van Gogh, Degas y Cezanne, del Museo de Zúrich, en Suiza. Únicamente se recuperaron los dos primeros.

Entre 2004 y 2007 hubo tres grandes robos. El 5 de agosto de 2007 dos Bruegel, un Sisley y un Monet, de “un valor inestimable”, según funcionarios de la institución, fueron sustraídos del Museo de Bellas Artes de Niza.

Los cuadros fueron hallados un año después y  los cinco ladrones los arrestaron y condenaron a penas de entre dos y nueve años de prisión, a finales de 2011.

Antes, el 25 de febrero de 2006, fueron robadas dos obras de Dalí y una de Picasso, Matisse y Monet, estimadas en 54 millones de dólares. Las piezas estaban en un museo de Río de Janeiro y el hurto ocurrió   durante los carnavales. Hasta ahora no se han podido hallar.

Ese mismo año encontraron dañadas unas obras sustraídas el 22 de agosto de 2004 en el museo de Munch, de Oslo, valoradas en 80 millones de euros. Se trataba de dos lienzos del pintor Edvard Much: El grito y La Madona.

En los años 90, uno de los robos más grandes que se registran fue en el que sustrajeron trece obras de arte. Entre ellas había tres de Rembrandt, uno de Vermeer, tres de Degas y un Manet.

El monto estaba estimado en 500 millones de dólares y las piezas fueron robadas del museo Gardner de Boston (Estados Unidos). En marzo de 2013, las autoridades anunciaron la identificación de los autores del hurto, pero demasiado tarde para perseguirlos. Las obras no han sido halladas.

Sin tomar en cuenta las cantidades de dinero o de obras, el robo más grande, según la comunidad internacional de museos y artistas, ha sido el de La Gioconda, de Leonardo Da Vinci, que fue robada del museo del Louvre el 21 de agosto de 1911 y hallada dos años más tarde en Italia. El responsable del hurto fue un empleado de la institución.

Cronología Otros casos de obras robadas

2005. Moore. La escultura A reclining figure, de Henry Moore, valorada en 4,5 millones de euros y con un peso de 2,1 toneladas, fue sustraída  de la Fundación Henry Moore, en Londres.

2002. Van Gogh Dos obras del artista fueron robadas del museo Van Gogh de Ámsterdam. Las piezas, valoradas en alrededor de 100 millones de euros, hasta ahora no han sido halladas.

1994. El Grito Cuatro hombres se colaron en la Galería Nacional de Oslo y robaron la pieza de Munch. Luego del hurto  dejaron una nota de agradecimiento por la falta de seguridad del lugar.

1976. Picasso Alrededor de 120 piezas de la última época de Pablo Picasso -entre ellas se encontraban bocetos, dibujos y pinturas- desaparecieron del Palacio de los Papas en Aviñón (Francia).

1945. Piezas antiguas Un soldado de EE.UU. robó ocho objetos medievales que formaban parte del  saqueo  que los nazis perpetraron en Alemania, entre 1939 y 1945. Se recuperaron los objetos en 1980.

1934. Políptico de Gante La obra, de autoría de los hermanos Van Eyck, fue robada por Arsène Goedertier, quien constantemente enviaba cartas, en las que pedía dinero para su devolución.