Ecuador concreta una repatriación histórica (Galería)
Los sellos de seguridad que servían como custodia de una de las cajas que contienen más de 4 mil piezas arqueológicas recuperadas en Italia fueron abiertos en un acto simbólico, el mediodía de ayer, en el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural ante el embajador de Italia en Ecuador, Gianni Picatto, entre otras autoridades locales.
Los objetos pertenecen a culturas precolombinas que son las más antiguas de América, como Chorrera, Valdivia, Bahía, Guangala, Manteña y Jama Coaque y serán incluidos en los registros de bienes arqueológicos y patrimoniales del Estado luego de una clasificación cuya duración estimada es de un trimestre. Luego serán expuestas al público.
La repatriación -que se suma a otras 6 mil piezas rescatadas desde 2010- fue el resultado de la gestión de varios organismos y constituye la más grande en la historia del país.
Estos bienes patrimoniales -“en perfecto estado de conservación”- forman parte de cuatro colecciones que fueron sacadas de forma ilegal del país, al igual que otras piezas, desde la Colonia. Y una muestra de 200 ejemplares se realizó en Italia, con vasijas, collares y sellos.
El total se divide en las colecciones: Norero (2.806 objetos que estaban en manos de una familia italiana que entregó las piezas a las autoridades), Génova-Aduana (639 objetos), Pavesi (462 objetos y 225 fragmentos) y Baronetto (223 objetos y 59 fragmentos recuperados tras más de 10 años de litigio internacional).
Sebastián González, quien preside la comisión técnica del Comité Nacional de Lucha contra el Tráfico Ilícito de Bienes Culturales, recordó que las piezas fueron traídas vía marítima desde el puerto de Génova (zarparon en octubre).
González también explicó que la recuperación fue un proceso largo y arduo, ejecutado entre varias instituciones nacionales e internacionales antes de su arribo.
El ministro de Cultura y Patrimonio, Francisco Borja, indicó que aunque son procesos largos, cada vez más países se adhieren a los diversos instrumentos que permiten el retorno de estos bienes a sus naciones de origen.
Añadió que “los últimos 60 años han sido funestos para la arqueología, los campesinos ecuatorianos pobres son alentados por los traficantes a robar las tumbas de sus antepasados para abastecer el mercado mundial de coleccionistas”.