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El Telégrafo
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Las avispas halcón cobraron por el daño causado al ambiente

Las avispas halcón cobraron por el daño causado al ambiente
Foto: Néstor Espinosa / El Telégrafo
07 de septiembre de 2019 - 00:00 - Néstor Espinosa

El vehículo se estaciona en la pequeña explanada a la orilla de una carretera de segundo orden en la parte alta de la provincia de El Oro, sur de Ecuador. En este soleado día de mitad de semana de agosto, es el único auto en el pequeño estacionamiento al filo de un precipicio.

El silencio del bosque subtropical seco solo se ve interrumpido por el sonido del río, de las ramas de los árboles de pomarrosas y del canto de los pájaros.

Abajo, a unos 300 metros barranco adentro, está la joya de todos los atractivos turísticos naturales de la zona, una cascada de aguas cristalinas cuyo rocío, con los rayos del sol que apenas penetran la espesa vegetación, forma decenas de arcoíris.

La tranquilidad se interrumpe por unos gritos estridentes. Un grupo de niños y adultos sube la ladera de forma desesperada, todos asustados.

Con temor, uno de ellos se acerca al grupo de turistas recién llegados y les advierte que abajo “alguien” golpeó un panal de “abejas asesinas” y están atacando. Un joven se retuerce en el suelo por el dolor de la picadura.

Mientras una de las turistas recién llegadas les ofrece crema para picaduras de insectos, uno de los niños se sincera y afirma que “otros niños” lanzaron piedras al panal y eso causó el desastre.

Efectivamente, abajo, muy cerca de la cascada, se observa en el suelo una parte de un panal de broncanos, avispas negras (avispa halcón tarántula) cuya picadura es dolorosísima. La naturaleza es sabia. No hay duda.

El grupo afectado por las avispas era hasta ese momento el único que había llegado al sitio. Y hasta que las avispas se encargaron de sacarlos habían hecho fogata, con el respectivo peligro de afectar el frágil entorno.

Comieron frutas, caramelos, tomaron gaseosas y todos los desperdicios los dejaron ahí, en el río. Pero la naturaleza es sabia y justa, muy a menudo reclama lo que le pertenece. (O)

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