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El Telégrafo
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Neosolteros, ¿una nueva especie?

Neosolteros, ¿una nueva especie?
14 de diciembre de 2014 - 00:00 - Andrea Rodríguez

¿Qué significa ser single? Para quienes acuñaron este término y se identifican con él, es un estilo de vida que va más allá de la soltería. Esta nueva generación de solitarios y solitarias asegura que “todos podemos ser solteros en algún momento de nuestra vida, pero no todos podemos sentirnos orgullosos y a gusto con esta condición”. En muchos casos, vivir sin pareja resulta una bendición. Los singles gozan de independencia, libertad y tienen la puerta abierta a nuevas relaciones.

Sobre este tema, la escritora española Carmen Alborch, autora del libro Solas: gozos y sombras de una manera de vivir, una publicación que aborda las múltiples manifestaciones de la soledad y, en particular, en qué medida esta afecta, sobre todo, a las mujeres. Ella asegura que vivir sola, se mantenga o no una relación estable, supone un grado de autonomía y responsabilidad. “Hacerse cargo de la propia vida y asumir un espacio propio tiene aspectos favorables y problemáticos, como los tiene también vivir acompañada”.

En principio, la mujer que vive sola tiene menos obligaciones que el ama de casa que, a su vez, es madre y esposa, pero asume tareas diferentes, algunas ligadas a la economía y otras al desarrollo de las capacidades y habilidades propias. Lo que sí es cierto es que los solteros de hoy no son los solteros de antes, porque los primeros ya no viven su soltería como un castigo.

Hace algunas décadas se utilizaban términos despectivos como solterón o solterona, que más tarde dieron paso a los singles, orgullosos de su condición. Carmen Alborch introdujo también otro término para describir a quienes prefieren estar solos que mal acompañados. Se trata de los neosolteros, una palabra para calificar a quienes llevan la etiqueta de libres y felices.

Los neosolteros son aquellos que llevan años promoviendo su estilo de vida y que dejaron de ver a la soltería como un estigma.

En otras palabras, casarse o buscar pareja no es una prioridad. La página web Seis grados llega incluso a describirlos: “Son hombres y mujeres entre 27 y 60 años, por lo general, profesionales exitosos, siempre preocupados por su bienestar, salud y belleza. La mayoría está más interesado por viajar, consumir tecnología y salir a cenar con los amigos que por comprometerse o planificar una familia. Frecuentan restaurantes de moda, acuden al gimnasio, adquieren su vestuario en tiendas de diseño, practican deportes extremos, están al tanto del lanzamiento de los nuevos dispositivos electrónicos y nunca se pierden los estrenos del cine.

Para las mujeres dejó de ser una meta el matrimonio. Prefieren dedicarse a los estudios y a viajar.

Mientras más tiempo transcurre más se acostumbran a vivir plenamente su soltería, pero, sobre todo, se vuelven más exigentes a la hora de incluir a otra persona en su vida. Como muchos de ellos ya alcanzaron estabilidad económica no se preocupan por encontrar una pareja que solvente sus gastos. Han aprendido a organizar sus finanzas y no sienten presión de ningún tipo. No están dispuestos a renunciar a las comodidades y se resisten a vivir experiencias dolorosas en el terreno del amor. En un artículo publicado por el diario The New York Times, un grupo de especialistas en terapia familiar asegura que hay una tendencia marcada hacia el individualismo y recalcan que las personas cada vez tienen menos interés en convivir con otros. Para los singles de hoy es más importante la individualidad que formar una familia. Para Irene García, por ejemplo, el permanecer soltera no es un acto de egoísmo, sino una opción, como lo es el matrimonio.

Esta joven, empleada privada, vive sola en un departamento que adquirió hace algunos años con sus propios ahorros. “Capitalicé un dinero, producto de mi trabajo, y me compré este depar”. También tiene un auto del año y está a punto de finalizar su maestría. El próximo año planea viajar con sus amigos a Europa. Aunque sus padres le insinúan el tema del matrimonio con cierta regularidad, ella evade el tema para no discutir con ellos. “Antes era casi una obligación casarse antes de los 30, si no lo hacías te veían mal, pero los tiempos han cambiado y el matrimonio ya no es el único objetivo en la vida”.

Según Paula Vernimmen Aguirre, médica especialista en psiquiatría, este es un tema cultural. “En los países más industrializados el matrimonio no constituye una meta. En los países del primer mundo las mujeres se suelen casar a edades avanzadas o simplemente no lo hacen, porque no es una prioridad”. La especialista puntualiza, además, que a inicios del siglo XX, la mayoría de mujeres estaban destinadas a casarse y dejaban a un lado cualquier aspiración personal, como estudiar, viajar o trabajar. Hoy cada persona decide si se compromete en una relación de largo plazo o no.

Aunque son elecciones personales, hay quienes cuestionan este estilo de vida, al señalar que esta sociedad es cada vez más individualista. Otros argumentan que hoy en día las relaciones son más livianas y cuesta menos romperlas. El sociólogo polaco Zygmunt Bauman, en su obra Amor Líquido, habla de los riesgos de vivir juntos en este mundo, al que él califica de ‘líquido’ y donde es poco probable que las relaciones ‘cuajen’. La idea surge a partir del modernismo, cuyas características han cambiado hasta la forma en cómo nos relacionamos. En cierto sentido, los vínculos son cada vez menos fuertes.

Este modelo va en contra de la seguridad afectiva, porque estamos inmersos en un mundo de constantes cambios y adaptaciones que, según este sociólogo, nos obliga a vivir en la penumbra de las necesidades insatisfechas. Bauman llama a la época actual ‘modernidad líquida’. Precisamente este adjetivo hace alusión a su facilidad de escurrirse, a su fragilidad e inestabilidad. En esta modernidad, las relaciones afectivas prácticamente se han licuado. El concepto de amor cambió al punto de dar paso a relaciones efímeras que buscan reivindicar la independencia y la libertad tan defendida en el siglo XXI. En su libro, este sociólogo sostiene que la idea misma de relación (…) continúa cargada de vagas amenazas y premoniciones sombrías: transmite simultáneamente los placeres de la unión y los horrores del encierro”.

Para quienes no tienen pareja, la vida se teje en torno a la soledad y en este proceso los singles aprenden a encontrar el equilibrio. Vernimmen considera que el tiempo en que las personas permanecen solas debe ser aprovechado para conocerse mejor a sí mismos. Considera que es un tiempo para descubrir el mundo desde otra perspectiva y aprender a disfrutar la vida. No importa si estamos solos o acompañados, la clave está en ser feliz.

Miedos y desilusiones

No todos los neosolteros, singles, impares o como se los llame, han asumido su condición por las mismas razones. Cada uno vivió su propia historia. Algunos fueron engañados, otros nunca conocieron a su media naranja o si la conocieron no funcionó. También hay quienes por entregarse en cuerpo y alma a los estudios o a la vida laboral descuidaron la parte emocional. Para Vernimmen hay muchas maneras de llegar a la felicidad y eso no significa que debamos tener una pareja para conseguirlo. Édgar Reina, especialista en terapia familiar, considera que hay muchas razones por las cuales los jóvenes e incluso los adultos evitan el compromiso. “Tienen miedo a la responsabilidad. No quieren asumir ciertos roles que demanda el matrimonio, como ser jefe de hogar e incurrir en gastos económicos. Tampoco están interesados en rendir cuentas a nadie”.

Advierte que la sociedad actual, a la que califica de light, influye de una manera negativa en las personas, porque estas están más interesadas en vivir una vida sin ataduras. “Hay cada vez más personas que tienen un idilio con la libertad”. A su consultorio acuden hombres y mujeres que superan los 35 años y que aún no han contraído matrimonio ni tienen planes de hacerlo. En muchas ocasiones, acuden por temas relacionados con conflictos laborales y problemas afectivos. Recuerda que, en una ocasión, atendió a un hombre que tenía temor de iniciar una relación estable, porque temía experimentar nuevamente una desilusión amorosa. Le comentó que sus padres se habían divorciado cuando era joven y que “no estaba dispuesto a que la historia se repita”.

Así como hay solteros y solteras que defienden su opción de vida, también hay mujeres casadas que alcanzaron sus metas profesionales sin que su relación de pareja las haya limitado.

Este es el caso de Martha Paredes quien tiene un título de cuarto nivel y ahora está aplicando para un doctorado. Tiene 2 hijos y su esposo también está a punto de obtener una especialización en la carrera de Medicina.

“Hay muchos estudios que advierten que estar casado es mejor para la salud”, afirma. En realidad, hace poco se publicó un estudio en la revista en European Journal of Preventive Cardiology, en el cual se subraya que estar soltero o soltera aumenta el riesgo de infarto, mortal o no, independientemente del sexo y la edad. Y, por lo tanto, concluyen, que estar casado o vivir en pareja, en particular, en las parejas de mediana edad, mejora el pronóstico tras un evento cardíaco antes y después de la hospitalización. Son varios los motivos que los investigadores señalan por los cuales es mejor vivir en pareja. Aseguran que no es posible excluir el hecho de que las personas con un peor estado de salud tienen más posibilidades de estar solteros o de haberse divorciado. Además, parece que las personas casadas tienen hábitos de vida más saludables y una mayor vida social que los solteros.

Los científicos también creen que quienes tienen pareja y sufren un evento cardíaco tienen más probabilidades de ser tratados con rapidez que los solteros y, por último, que las personas que viven solas suelen tener una peor adhesión a los tratamientos, lo que complica la recuperación.

Son varios los estudios que advierten sobre los beneficios en la salud al vivir en pareja. Hace 3 años, la edición digital de la BBC de Londres publicó un estudio realizado por la Universidad de Oslo, en Noruega, en el que se revela que los casados tienen una mejor salud general en el momento del diagnóstico.

“Esto puede ser por el efecto más protector que brinda la pareja en una sociedad cada vez menos unida”, señala la investigación.

También demuestra que los problemas de salud mental, como depresión y trastornos de ansiedad, son más comunes entre la población no casada. Sean o no más susceptibles a problemas de salud, cada vez hay más personas que aman la soltería. Viven solos por convicción y no como aquellos a los que “se les pasó el tren”.

Según el blog Belelu, la tendencia de los neosolteros ha venido de la mano con las modificaciones en la forma de vivir relaciones, como la de los dinky, parejas que decidieron no tener hijos, o los living apart together, aquellas que decidieron vivir separadas. Solo en Inglaterra, hay más de 2 millones de personas que han optado por esta práctica.

MITOS

¿Los solteros practican más sexo que las parejas estables?

El mito de que el tiempo apaga la pasión y de que las parejas casadas son las que menos relaciones sexuales tienen es eso, un mito. El diario español ABC da a conocer un estudio desarrollado por la Universidad de Nueva York, en el cual se advierte que las parejas estables y que conviven practican más sexo que los solteros. Otras de las conclusiones es que la pasión aumenta con el matrimonio o vida en común y que la felicidad se inclina más en el ámbito de la pareja estable que en el de los solteros.

Otro estudio publicado en la revista Tendencias revela, a diferencia de lo que señalan los investigadores de la Universidad de Nueva York, que los encuentros casuales van al alza entre los singles. Solo en México 3 de cada 10 solteros tiene sexo una vez por semana sin tener pareja.

Más de la mitad de los solteros españoles buscan en Internet información de la otra persona antes de acudir a una cita. Esto se desprende de una nueva encuesta realizada por la web de citas Meetic. Según esta encuesta, la tecnología tiene un papel clave en el proceso de las citas y en las relaciones. Después de la primera cita, las mujeres envían más mensajes y los hombres llaman por teléfono.

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