Ecuador, 23 de Abril de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Comparte

Los dinks prefieren no tener hijos

Los dinks prefieren no tener hijos
22 de marzo de 2015 - 00:00 - Andrea Rodríguez Burbano

Hace un par de años, la portada de la revista estadounidense Time sorprendió a sus lectores con una portada donde revelaba un fenómeno social cada vez más extendido en el mundo. En el titular se leía: When having it all means not having children que traducido al español significa “Cuando tenerlo todo significa no tener hijos”.

Al abordar este tema, esta publicación reveló un fenómeno que para muchos es un síntoma de la modernidad y que, al parecer, está relacionado con el desarrollo económico alcanzado por muchos países. El hecho es que cada vez es mayor el número de parejas que decide no tener descendencia.

Convencidos de que traer niños al mundo no es una prioridad, muchos matrimonios disfrutan del bienestar económico y el éxito profesional, lo cual contradice, de algún modo, lo que las abuelas solían repetir: “un matrimonio sin hijos es como un jardín sin flores”. Quienes ahora optan por esta decisión prefieren llevar una vida más independiente y sin presiones económicas. Sin hijos —piensan— hay mayores posibilidades de viajar, cursar estudios de posgrado y emprender otros proyectos de vida.

Las mujeres de hoy ya no necesitan reafirmarse como tales solo por su capacidad de criar hijos, también se realizan en el entorno laboral, en los estudios, en los negocios y en las distintas actividades que emprenden. Esta nueva generación —decidida a no tener descendencia— recibe el nombre de dinky o dink, un término asignado a parejas jóvenes, sin hijos y con altos ingresos económicos. En inglés dinky significa Double Income, no kids, es decir: “doble sueldo, no niños”.

Según un estudio publicado en el diario The New York Times, este tipo de parejas fomenta un creciente mercado de bienes de lujo, gastan su dinero en productos costosos, desde prendas de vestir de marca y lencería hasta exclusivos artículos de decoración para el hogar. Estas parejas —casadas o en unión libre— se han convertido en una mina de oro para empresas de moda y fabricantes de vehículos. Al llevar esta vida, no están dispuestas a asumir la responsabilidad que conlleva el ser padres. Por lo general, estas parejas son muy activas desde el punto de vista laboral y disponen de un buen nivel de ingresos. Hay incluso quienes mantienen un ritmo de vida ajetreado y estresante y nunca encuentran tiempo para planificar una familia. En este prototipo de pareja calzan, sobre todo, las personas cuyas edades oscilan entre los 25 y 45 años, profesionales siempre preocupados por mantener un estatus social.

En un artículo publicado en el diario El Clarín se advierte que ser dinky no significa que algún miembro de la pareja esté impedido biológicamente de tener hijos, sino que simplemente practican una elección y un proyecto de vida diferente. Entre los países donde este fenómeno ha cobrado más fuerza están Estados Unidos, Inglaterra, Canadá, China, pero en América Latina también hay países como Argentina, México y Chile donde cada vez es mayor el número de parejas que toman esta decisión.

Para la ecuatoriana Karina Gallegos Pérez, socióloga, este tema está más ligado a la independencia tanto física como mental de la mujer. “Cuando una mujer decide no tener hijos rompe una serie de tradicionalismos que han afianzado esa idea de que sin hijos no es posible ser feliz o no eres una mujer completa, lo cual es completamente errado”. La especialista considera que esta idea ya está superada, aunque haya personas que insistan en que es necesario convertirse en padres. “Hay parejas que apenas tienen tiempo para verse, porque el ritmo de vida actual es más acelerado. Entonces, si el tiempo cada vez es más escaso, ¿cómo puedes traer un hijo al mundo si no le puedes dedicar el tiempo que merece?”.

Para Lucía Noboa, psicóloga, es evidente que el mundo vive cambios en la estructura familiar, en los que el hombre y la mujer son felices sin hijos. En los países donde el costo de la vida es muy alto —comenta— las parejas reflexionan más sobre la decisión de traer niños al mundo. “Cuando tienes un hijo o hija haces de él o ella tu prioridad y prácticamente te olvidas de tus proyectos de vida y muchas personas no están dispuestas a sacrificar sus sueños. De algún modo, nuestras sociedades cada vez son más individualistas”. Lucía añade que al tomar esta decisión, estas parejas son el blanco de críticas. Por lo general, se someten a los comentarios de sus familias que esperan descendencia.

La misma Iglesia considera que los dinkys tienen una actitud egoísta debido a que anteponen sus intereses a los valores familiares. Frente a estos cuestionamientos, las parejas se defienden. Argumentan que tener o no tener hijos es una decisión de pareja y que nadie más debería intervenir.

“Hay personas que creen que tener niños afectará no solo su bienestar económico, sino también su activa vida sexual, porque la crianza los obligará a centrar su tiempo y energías en el bebé. Por eso —según Lucía— prefieren tener una mascota que asumir la responsabilidad de tener un hijo.

Katy Pérez y su esposo acordaron no tener hijos por un tiempo. Fue una decisión de mutuo acuerdo, porque querían afianzar la relación. Han transcurrido más de 7 años desde que se casaron y todavía no sienten el deseo de ser padres. “Viajamos un montón y estamos siguiendo nuestras maestrías”.

Katy admite que aún no siente el deseo de ser madre, así que, por el momento, no tiene planeado tener hijos. “Por suerte, en nuestras familiares nadie nos presiona para tener guaguas, así que no hay conflicto”.

Irene V. no ha tenido la misma suerte, sus familiares suelen cuestionar su decisión cada vez que tocan el tema en alguna reunión. “Ellos aún no se conforman con que no tendrán nietos, pero creo que lo entenderán con el tiempo”.

Este tipo de parejas no se apega a la tradición y tampoco le da importancia al casamiento. Por lo general, pertenecen a un sector socioeconómico medio-alto, y la mayoría tiene estudios universitarios y de posgrado. El diario El País los describe como personas apasionadas por la tecnología y aficionados a la comida gourmet. Con frecuencia, dedican su tiempo libre a invertir sus ingresos en sí mismos, una cualidad hedonista característica de este nuevo prototipo de familia.

Hoy por hoy, muchas parejas dinkys argumentan que al vivir en un mundo marcado por la injusticia social y sobrepoblado, lo mejor es evitar tener hijos. En otras palabras, consideran que las condiciones de vida de las futuras generaciones no están garantizadas y que es un acto irresponsable traer niños a este mundo.

Para Noboa, antes de formalizar una relación es vital hablar sobre las expectativas, incluyendo el tema de la procreación. “Hay parejas que nunca hablaron de este tema y cuando una de ellas no quiere tener hijos, surgen los problemas”.

La decisión de no tener hijos aún resulta incomprensible para muchas sociedades, pero, sin duda, es una opción legítima de quienes conciben la vida sin descendencia y sin mayores responsabilidades.

NUEVOS HOGARES

Un estudio revela que los hijos no traen felicidad a sus padres

Una investigación publicada por revista The Psychologist señala que no existe una relación directa entre el hecho de tener hijos y el de ser felices. Según esta investigación, cuyos datos fueron obtenidos de Europa y América, los padres son menos felices, tienen niveles más bajos de satisfacción vital, menos satisfacción marital (Twenge et al., 2003) y menos bienestar mental en comparación con los no-padres. Por otro lado, también existen evidencias de que las tensiones asociadas con la paternidad no solo aparecen en el período de la crianza, cuando los hijos son física y económicamente dependientes.

Según la revista Tendencias 21, en 1981 una investigación (Glenn y McLanahan) estableció que los padres mayores, cuyos hijos ya habían abandonado su casa, también eran ligeramente menos felices que los adultos, de edades y estatus similares, que no habían tenido hijos. Todos estos resultados apuntarían a una demoledora conclusión: que los hijos no traen felicidad a las vidas de los padres. La creencia de que los hijos nos harán felices sería una ilusión. Esto ocurre, porque se cree que experiencias como la primera sonrisa de un hijo nos colmarán de dicha. Y, así es, pero esta felicidad solo dura un rato.

Según este estudio, cuando se quiere tener un bebé, nadie piensa que el día a día estará lleno de otro tipo de experiencias, como tener que resolver problemas, cocinar, lavar la ropa, etc.

Para estar siempre al día con lo último en noticias, suscríbete a nuestro Canal de WhatsApp.

Contenido externo patrocinado