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Como quitarle a un niño el caramelo de la boca, así de fácil es para el poder, que lo compra todo en favor de su propio beneficio, anular un gol auténtico marcado por el equipo que no les conviene que gane. Lo anulan y punto, defienden al que representa más millones. Es así.
En todos los ámbitos está presente este señor, el caballero Don Dinero, manipulando, engañando y hasta eliminando a todo el que se ponga a su paso como obstáculo. Nos obliga a marchar al son de su música, de su idioma, de su comida, de sus costumbres. Quieren que seamos y que actuemos como este poder torcido. Así lo dictamina: hay que obedecer y punto, esa es su consigna.
¿Cuándo comenzaremos a escuchar nuestra propia voz interna, nuestra intuición? ¿Por qué dejar que nos roben nuestra identidad, nuestra dignidad, nuestras ilusiones? Usemos nuestro cerebro, nuestras capacidades para entender y comprender qué es verdad y qué es falso, saber quién miente y quién dice la verdad. Ya es hora de sacudirse esta telaraña que nubla nuestra visión.
Es importante dibujar el rostro de este poder que sin escrúpulos y sin piedad quiere que nos pongamos a sus pies, no importa el costo. En este momento, millones de personas inocentes están obligadas a huir de sus países dejando sus bienes, sus ilusiones, sus vidas atrás. ¿A qué clase de monstruo nos enfrentamos?, me pregunto. No es muy difícil imaginarlo después de ver toda la barbarie y muerte que está provocando.
Ante este escenario terrible, ¿qué hacer? Primero, tomarlo en serio, no están jugando. Despertarnos de una vez, esto no es una pesadilla, es real. El compromiso moral que tenemos es despertar a los que están dormidos, ayudar a salir de la impavidez a nuestra comunidad más cercana. Es hora de juntarse y prepararnos para luchar por el derecho a la vida, la solución no vendrá del cielo, debemos organizarnos, adquirir fortaleza y, juntos, buscar y proponer creativamente las soluciones.
No es suficiente decir que Dios nos proteja, hay que pensar y actuar, de lo contrario, lo que vendrá del cielo serán bombas, no otra cosa.
Atentamente
Alfredo Saa M.