Unicef celebra que la semana pasada se haya permitido el acceso a los niños atrapados en la ciudad sitiada de Madaya, en Siria.

El equipo se sintió especialmente entristecido e impresionado al ser testigo de la muerte de Alí, un chico de 16 años gravemente desnutrido que murió ante nuestros ojos en la clínica de la ciudad. La gente que nos hemos encontrado está exhausta y es extremadamente frágil.

Los médicos están estresados emocionalmente, pues trabajan a contrarreloj con recursos muy limitados para proporcionar tratamiento a los pacientes. Por ello es inaceptable que esto esté ocurriendo en el siglo XXI.

Aunque estamos impresionados, no debemos olvidar que en Siria hay otras 14 ‘Madayas’. Son zonas en las que diferentes partes en conflicto están utilizando el asedio como una táctica de guerra.

Hanaa Singer
Representante de Unicef en Siria