Manta, 19 de abril del 2015
Señor:
Director de Diario El Telégrafo
Guayaquil
Señor Director:
Aprovechando la llegada del Papa Francisco, los católicos, deberíamos realizar las siguientes reflexiones:
1. Que el bautismo no sea en la primera infancia, ya que el ser humano a esa edad es inconsciente de su propia existencia, debería ser a los 30 años, igual que Jesús, Él nos puso el ejemplo. Este error recae en la misma iglesia ya que es la causa para que los “católicos”, la gran mayoría, no hagamos nada por leer la Biblia ni prepararnos de verdad como seres espirituales. La mayoría ha de pensar: ¿Para qué, si ya soy católico?
2. Que retomemos el principal mensaje de Jesús. Él, antes que venir a morir en la cruz, vino a decirnos que somos hijos de Dios, que Dios es nuestro Padre que todos somos Dioses, por ello dijo: “Hombres de poca fe, si tuvieseis fe, (DE QUE SOIS DIOSES) podrías transportar una montaña de un lado a otro”. La Iglesia Católica nos ha enseñado lo contrario: que venimos con pecado, entonces somos hijos del mal. Que venimos con el pecado original, y que solo un sacerdote, con el bautismo, puede borrar ese pecado. ¿Qué humanidad vamos a conseguir si se nos inculca que somos malos de nacimiento, a pesar de que Jesús dijo lo contrario, que nacimos buenos y que somos dioses?
3. Que María no presida la religión Católica. Ella está en la parte más elevada de los altares en todas las iglesias católicas del mundo. Jesús nunca dijo: “Adoren a mi madre”, ni a los apóstoles, Él solo habló de su Padre, su Padre, lo dijo miles de veces; dijo que no hablen ni de Él, me refiero a Jesús; y, resulta que, el Padre queda a un lado y María en lo más elevado. María es muy importante, trajo al mundo al nazareno, pero, ella soñó con un reino material. Ella creía que su hijo iba a heredar el trono de David, (Un rey guerrero) es decir, iba a ser el rey del pueblo hebreo, rey de la Palestina, y por consiguiente, ella iba a convertirse en la mamá del rey e iba a vivir en un gran palacio en Jerusalén. Igual pensaban los apóstoles, después entendieron que Jesús proclamó no un reino material sino espiritual, algo que Jesús lo dijo desde su primer discurso.
4. Que el sexo no sea visto como pecado, es el acto más maravilloso mediante el cual podemos generar muchas vidas. Es el mayor regalo de Dios a los seres humanos, para comprobar una vez más de que somos dioses. Solo que hay que educar en el correcto uso de la sexualidad, y, por consiguiente, que sean casados los sacerdotes y monjas. Sería un paso fenomenal para la religión católica y para la humanidad.
Wilfrido Jiménez Espinosa
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