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Se llama Juan Pablo Pozo y no se quiere ir ni muerto. Pozo ejercitó todas las mañas posibles para trampear en las elecciones pasadas sin ser castigado, pese a cientos de pruebas de los delitos; y más bien consiguió por ello la Gran Cruz, “por haber hecho respetar la voluntad popular”.
El inefable Consejo de Participación Ciudadana evita nombrar los nuevos miembros del Consejo Nacional Electoral, con lo cual se autoprorroga en la jefatura y dirigirá la consulta popular impulsada por el Jefe de Estado, que, de ser aprobada por sus “amigos” de la Corte, terminaría con su nombramiento.
Ojo Presidente, usted sabe mejor que nadie que el tramposo es proclive a reincidir, esta vez contra su consulta. (O)
Carlos Mosquera Benalcázar
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