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Los norteamericanos sienten tanta tensión hacia la globalización y tantos deseos de reafirmar el control de sus fronteras y sus coyunturas laborales como un número cada vez mayor de latinos y europeos. El 8 noviembre tendrán que elegir entre dos personajes muy conocidos, por el lado del Partido Republicano es candidato a la presidencia de Estados Unidos el magnate Donald Trump, y por otra parte Hillary Clinton, representando al Partido Demócrata, por la lucha de llegar a la Casa Blanca.
La propuesta en el proceso electoral de Trump, si consigue la presidencia, tendrá como prioridad más alta la inmigración, hacer cumplir las leyes reforzando su frontera y todos los puertos de entradas.
El magnate solo se enfoca en los votantes de raza blanca y apela a sus peores instintos; en cambio, su opositora Hillary Clinton, la vasta mayoría de los demócratas la apoyará hasta el final. Si llega a la presidencia, Clinton promete luchar para incrementar el sueldo mínimo ante la creciente desigualdad de ingresos en EE.UU., además del acceso a todos los niños a la educación preescolar y regularizar a los inmigrantes indocumentados para tener una vía y acceder a la ciudadanía con plenos derechos.
Mientras el magnate parece ir enterrándose en su propia tumba por medio de declaraciones controvertidas, la estrategia de Clinton luce opuesta, mantenerse alejada de la prensa, algo que muchos medios resienten.
El plan de la demócrata estaría funcionando. Según un sondeo de seguimiento, encuestas recientes le dan seis puntos de ventaja sobre Trump. Porque la pregunta es: ¿Quién ganará las elecciones? Es algo que preocupa a todos, porque hay inquietud. La respuesta no es fácil. Unos ciudadanos apoyan a Donald Trump y otra parte a Hillary Clinton. Lo cierto es que la mejor respuesta la encontraremos en las urnas este 8 de noviembre. (O)
Anthony Cedeño Marmolejo