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Sorprende el silencio de los periódicos ecuatorianos ante la ofensa de una venezolana en las redes sociales. En otro país hubieran hecho toda una campaña por el respeto a sus connacionales. ¡Indios!, ¡cotorros!, así nos tratan a los ecuatorianos en Venezuela. “Es que son chiquitos y narizones, ¡puros cotorros!”, dicen ellos con desprecio.
Y ahora, en mi propio país, vuelvo a toparme con esa petulancia. Lo de la chica venezolana es solo una pequeña muestra de la pobreza intelectual y humana de quienes llegan aquí sin haberse alfabetizado bien y tienen ideas mandadas a recoger, como el racismo. (O)
Paúl Tapia
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