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Los trabajos de construcción de un carril de servicios y de una ciclovía en la vía a la Costa avanzan y con ello la tala de sesenta árboles, algunos de ellos trasplantados ya de otros sectores de la ciudad, que ahora ya no reciben su sombra.
Parece que el destino de esos frondosos samanes y acacias era convertirse en leña, para darle espacio al asfalto. Se fueron lejos, pero no pudieron evitar su tala.
Cortar un árbol en Guayaquil es más lamentable que en otras partes del país, porque es aquí precisamente donde existe el mayor déficit de áreas verdes de Ecuador.
Así, la ciudad tendrá pronto sesenta árboles menos. El presidente Rafael Correa se ha quejado en varias ocasiones por la falta de áreas verdes en esta ciudad y ha resaltado el plan gubernamental Guayaquil Ecológico, que busca rescatar el Estero Salado, por ello es importante que el proyecto que se construye en la vía a la Costa contemple reemplazar esos sesenta árboles a lo largo de esa franja, pero en los espacios adecuados, donde no estorben a los carros ni a las bicicletas, pero que ayuden a rescatar el medio ambiente.
Los árboles atraen la lluvia, conservan los suelos, sirven de refugio para las aves y, por sobre todo, dan sombra a quienes no tienen carro y deben esperar por un bus, por largo tiempo, bajo el ardiente sol de Guayaquil.
Luis A. Espinoza
Guayaquil