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A la altura del kilómetro 11 de la vía a la Costa es una pena ecológica ver en las mañanas cómo baja la neblina a reclamar sus montañas y cerros. Pero la mano del hombre poco a poco se los arrebata a través de las canteras.
En el mismo sentido, en la parte de atrás de Belo Horizonte y ciudadelas aledañas se encuentra un hermoso bosque protegido, que pertenecía a la Fundación Natura, pero parece que dejó de serlo porque será urbanizado.
Me pregunto a dónde irán a parar los insectos, reptiles y aves que viven en esa zona. Simplemente a medida que crece la civilización de forma aplastante y avasallante va empujando a la naturaleza al abismo, sin que el ser humano haga conciencia de que es segmento no separado de la misma naturaleza.
Ojalá todos los ecuatorianos lleguemos a un nivel de conciencia ecológica que permita frenar o mitigar el impacto ambiental. Es deber de los gobiernos autónomos descentralizados tener áreas destinadas para ser arborizadas por familias ecuatorianas.
A nivel nacional se debería promocionar e incentivar que cada ecuatoriano siembre por lo menos un árbol, en calidad de resarcimiento por los muebles de su sala y comedor, que en algún momento fueron un majestuoso árbol.
Lcdo. Gunnar Lundh
C.C. 0910976802
Guayaquil