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Más allá de las razones legales, expuestas con justicia por el pueblo que acusa al genocida, o las expuestas -con sobrada dosis de cinismo- por el general y su defensa para lograr el indulto, nos preguntamos sobre el funcionamiento de la conciencia ética de este "cristiano" evangélico que, hace algunos años, vino a Ecuador y fue recibido en una iglesia como un héroe.
Surge el interrogante: ¿En Guatemala, la atormentada patria hermana (200.000 muertos en una guerra que buscó la liberación y terminó frustrada) su iglesia evangélica le habrá llamado al arrepentimiento y a que acepte la decisión de la jueza que lo condenó, o le habrá otorgado el perdón, otra forma -cómplice- de confirmar la impunidad al genocida? Dice Sergio Ramírez: "El 23 de marzo de 1982 el general Efraín Ríos Montt se hallaba predicando con la Biblia en la mano en un templo de la Iglesia del Verbo, cuando una patrulla militar llegó a buscarlo porque acababa de ocurrir un golpe de Estado y los cabecillas lo querían como jefe de la junta militar.
Eso es lo que propagaban sus cofrades: que fue la providencia la que lo buscó para que cumpliera su misión de salvar a Guatemala de la subversión diabólica, y guiara al país hacia los brazos de Cristo".
Como se fue Pinochet al otro mundo, como se fue LFC, el tirano "constitucional" de los 200 muertos y desaparecidos en Ecuador ¿también se irá impune y orondo el general que quiso liquidar a una etnia entera de la patria centroamericana?
Atentamente,
Jaime Muñoz Mantilla