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Requisitos para ser ‘defendido’ por Fundamedios: ser de oposición, militar en un medio privado, no contrastar fuentes
15 de marzo de 2016Después de leer el último ataque de una ‘periodista’ y de Fundamedios al director del diario EL TELÉGRAFO, Orlando Pérez, me surge una duda: ¿será que Fundamedios registrará su propio agravio a su conteo de “ataques a la libertad de expresión”? Resulta irónico-rayando en lo jocoso- que una ONG, cuyo supuesto fin es defender la libertad de expresión, sea la encargada de arremeter a la misma.
He leído varios tuits de esta organización en su página de Twitter -algo no tan fácil, pues fui bloqueado por no estar de acuerdo con sus publicaciones- y no dejan de invadirme más interrogantes, pues en su presentación dice: “Promovemos y protegemos los derechos y libertades de expresión”, pero no especifican las libertades de quiénes son protegidas, ya que su asociación con figuras políticas de oposición es muy clara, pese a que uno de sus principios fundamentales es no hacer política.
He visto con indignación que su director, César Ricaurte, en intentos de ser entrevistado por periodistas de medios públicos, minimiza a estos, evadiéndolos, irrespetándolos, incluso tratando de ridiculizarlos frente a sus colegas de medios privados. Entonces pregunto: ¿Se debe ser de un medio privado, opositor al régimen, de derecha, para poder ser tomado en cuenta por esta organización?
Algo que entra en conflicto con la lógica son las numerosas declaraciones de Ricaurte, aduciendo que en el país no existe libertad de expresión, mientras que en otras entrevistas sostiene que sus publicaciones llegan alrededor del mundo. Si Aristóteles -padre de la lógica- viviera en estos tiempos tan incoherentes, sentiría vergüenza ajena al escuchar de ciertos políticos de oposición y periodistas de oposición, declaraciones -casi que con gritos al cielo- a medios nacionales e internacionales que no tienen libertad de expresión. Gracias a la Constitución y a la Ley de Comunicación, este derecho fundamental está garantizado, y por medio de la última “el derecho al libertinaje de expresión” está totalmente prohibido, entendiéndose el porqué pseudoperiodistas, politiqueros y por supuesto, sin falta, Fundamedios, quieren con tanto ahínco que esta ley sea derogada.
Como ciudadano ecuatoriano, manifiesto mi preocupación por el bien del verdadero periodismo: el que indaga, contrasta, que no tiene segundas intenciones. No entiendo cómo una institución tan nefasta, discriminatoria y sin un grano de ética profesional pueda ejercer un rol de ‘defensor de libertades’, si estos libertarios son a la vez los más acérrimos verdugos del profesional de la información con carácter ético, el verdadero objetivo de esta importante tarea se vería en peligro de extinción.
Reconozco un mérito en Fundamedios: el no tener versión impresa, pues, para un lector exigente de un buen periodismo, sería obligación arrojar esta ‘información’ a la basura. Aunque, pensándolo bien, el papel no tiene la culpa de la mediocridad periodística que está impresa en él.
Agradezco a diario EL TELÉGRAFO por la acogida a mi criterio, así como felicito a su director por su gran trabajo, y por no jactarse de ejercer un periodismo de calidad, sino de llevarlo a la continua práctica.
Ing. Álex Vinicio Álvarez