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Es sorprendente que haya ciudadanos que no puedan disimular un evidente resentimiento hacia el presidente Correa.
Bueno, ¿pero por qué? Tiene que haber una razón para que destilen tanto odio contra el gobernante. Pues cada uno de estos ciudadanos tiene sus motivos y rabo de paja.
Ejemplo: un abogado, exjuez de la Corte, se expresaba con los peores epítetos. Y cuando se retiró, el amigo contó la verdadera historia: lo despidieron por corrupto, pues recibía coima…
Sigamos, un industrial que confeccionaba uniformes para los estudiantes de escuelas y colegios estatales -obviamente, con precio justo y de excelente calidad- le pasaba sus billetitos al rector a la firma del contrato, pero sus ventas cayeron cuando el Gobierno contrató a costureras desocupadas para que confeccionen las prendas.
El último, para no cansarlos: un comerciante dedicado a la venta de cuadernos y libros también está al borde de la quiebra. La razón: el Gobierno provee del material didáctico a los escolares.
Así que, ¿quién tiene la razón? Saquemos al juez corrupto de este embrollo y quedémonos con el industrial y el comerciante que viven en la opulencia. Sin embargo, contrataban a terceros para no cumplir con los beneficios sociales de sus empleados por ser negocios de temporada.
Conclusión: cegados por sus intereses personales, no son capaces de ver los beneficios para millones de estudiantes y familiares pobres.
Héctor García Rivera
C.C. 0900463837