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Ya parecen ser características las ‘pendejadas’ en su actuar y hablar del Alcalde de Guayaquil, que desdice de la dignidad que ostenta, pues en declaraciones al diario Expreso se reproduce el ‘florido’ léxico al decir: “….que no se me obligue a responderle una pendejada con otra”, refiriéndose al presidente Correa (¿?).
Acudiendo al Diccionario de la Lengua Española, da tres definiciones del vocablo Pendejo: 1. Pelo que nace en pubis o en las ingles. 2. Hombre cobarde y pusilánime; y 3. Hombre tonto, estúpido. Respecto a Pendejear, se lo define como hacer o decir necedades o tonterías.
Por lo anotado y visto, parecería que el Alcalde se encuadra en las definiciones indicadas, pues se habla lo que se piensa. Y en esta época de reflexión religiosa debemos recordar a Jesucristo cuando se refirió a los fariseos diciéndoles: “Generación de víboras, ¿cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca” (Evangelio de S. Mateo 12:34).
Se confunde al guayaquileño que es madera de guerrero, con guerreros de palo que lideran marchas del carajo, como así lo dijo hace 5 años, y se siguen repitiendo bravuconadas y la misma vocinglería propia de la politiquería sin planteamientos serios que tan solo buscan el golpismo disfrazado. La ciudadanía quiere y necesita paz y no marchas solapadamente incitadoras de la violencia, que solo conduce al caos social.
Ab. M.Sc. Fernando Coello Navarro
Profesor universitario