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Guayaquil, 14 de octubre de 2013
Señor Orlando Pérez
Director de El Telégrafo
El aún embodegado monumento al expresidente y exalcalde de Guayaquil no debe continuar en el vulgar “peloteo” entre los malos pseudo- admiradores, que ni los propios dirigentes de su partido político lo rescatan de la indiferencia del embodegamiento forzado, ni la Municipalidad tiene la entereza de asumir la responsabilidad de tomarlo para sí y ubicarlo donde se crea más conveniente, ni el arzobispo, ni los familiares asumen responsabilidad alguna, al menos para desaduanizarlo.
Creo que el gobierno, a propósito de las fiestas octubrinas, debe construir un parque frente o cerca de la nueva residencia del Alcalde para que allí el “monumento” esté permanentemente ante su discípulo y a su vez éste recuerde a quien lo hizo políticamente.
Eso sería lo más justo, y en ese privilegiado, selecto y solitario paraje del vecino cantón Samborondón, el monumento brinde más notoriedad paisajista a ese ambiente y al señor alcalde, que prefirió ir a vivir tranquilo en el vecino cantón, donde posiblemente todos sus vecinos “samborondeños” lo quisieran tener de Alcalde.
Atentamente,
Ab. Fernando Coello Navarro
CI: 0900469818