De acuerdo a las mediciones de rating de la Agencia Nielsen, programas de tertulia como Morning Joe, de la MSNBC, subió en un 47% en rating después de que Trump habló, al igual se considera la razón de que el primer debate presidencial de los republicanos se haya convertido en el programa más visto en la historia de Fox News, con una cifra de 24 millones de espectadores.
Este empresario y celebridad de la televisión durante 14 temporadas ha sido el presentador del reality show El Aprendiz, que le permitió construir el mito de gestor empresarial exitoso, capaz de transitar a la gestión eficaz de la política y de poner a trabajar a los políticos; ha trasferido esa experiencia a la contienda electoral, al montar un espectáculo que mezcla realidad y deformación.
La toxicomanía discursiva de Trump no ha encontrado límite alguno, mujeres, políticos, inmigrantes latinoamericanos y musulmanes han sido blancos de violentos comentarios, como el propiciado a los ciudadanos mexicanos el año pasado en el que se refirió con xenofobia: “México manda a su gente a nuestro a país, pero no manda lo mejor. Está enviando gente con un montón de problemas, están trayendo drogas, el crimen, a los violadores. Aunque asumo que hay algunos que son buenos”; y a partir del mismo su oferta de cómo resolvería ese problema: “construir una malla fronteriza, y tiene que ser la mejor”. Finalmente, cuestiona la transparencia del sistema judicial mexicano y convoca a no hacer negocios con México.
Sin lugar a dudas, representa al sujeto de juicio inexacto, distorsionado e ilógico que apela al respaldo de una masa de votantes con similares características, y que deja al descubierto que la decisión política de los votantes en países con larga tradición institucional no se enmarca necesariamente como algunos creían en la ‘elección racional’, y que en los actuales momentos, más bien priman las motivaciones emocionales o la influencia social.
Sin embargo, resulta esperanzador el creciente rechazo del electorado femenino y la negativa de empresas como Apple de no patrocinar la convención republicana del próximo 18 de julio, además de las continuas campañas cívicas de información que aportan a los votantes mayores elementos de juicio antes de depositar su confianza en un líder, perversa mixtura de bufón pragmático y acumulador (apego emocional a lo material).
Frente a este momento de cambios y de esfuerzos por la descolonización, la mayoría de ciudadanos de América apelamos a gobiernos más democráticos y humanos, y sin titubeos, el candidato republicano transita por vía contraria, se enmarca en una agenda de extremo conservadurismo proteccionista, de aislamiento y antimigratoria.
Mantenemos la esperanza en que el nuevo tejido social-electoral acrisolado de Estados Unidos, que de acuerdo al centro de investigaciones PEW está sobre los 70 millones y que constituye el de mayor crecimiento (43%) de los nuevos votantes, incline los resultados el segundo martes de noviembre a favor de un liderazgo respetuoso de los derechos humanos y de la autodeterminación de los pueblos.
Wilmer Suárez Velásquez
