Hoy más que nunca soy 15 millones de almas unidas y apasionadas. Hoy más que nunca soy cada ciudad, pueblo y caserío de nuestro territorio. Hoy más que nunca soy orgulloso de mi herencia cultural y mi nacionalidad. Hoy más que nunca soy Ecuador.
Soy el vuelo del cóndor cruzando la cordillera, soy la majestuosidad del Chimborazo rozando el Sol. Soy también las islas Galápagos, el Yasuní y la Ruta del Spondylus. Soy Quito, Cuenca, Guayaquil, Ambato, Loja, Pedernales, Manta, Jama, Bahía. Soy 24 provincias, más de 230 cantones y miles de parroquias. Soy parte de un solo corazón. Soy los nevados y los páramos, las playas y la selva. Soy el bosque, el escaso desierto, los valles.
Soy la sonrisa que nos caracteriza, la amabilidad que se encuentra en cada esquina. Soy la pasión y el orgullo de llamarnos ecuatorianos. Soy el calor de hogar y la alegría que irradiamos día a día. También soy las lágrimas, el dolor, la tristeza y la depresión de los duros embates que nos ha dado el destino. A su vez, soy la determinación y la fortaleza que nos han llevado a superar cualquier adversidad.
Soy 11 guerreros que portan la ‘tricolor’, soy las dos medallas olímpicas que hemos conseguido, soy el título de Roland Garros. Soy Alberto Spencer, Jefferson Pérez, Álex Aguinaga, Antonio Valencia, Álex Quiñónez, Alexandra Tenorio, Andrés Gómez, Carlos Góngora y centenares de hombres y mujeres que han llevado nuestro escudo a lo más alto de la élite deportiva, llenándonos de orgullo.
Soy el pasillo cortavenas de Julio Jaramillo. Soy la guitarra de los hermanos Miño Naranjo. Soy la voz de Karla Kanora. Soy Juan Fernando Velasco y Pamela Cortés diciendo “Yo nací aquí”. Soy el sanjuanito, los cachullapis y hasta soy el grito “¡No puede ser!”. Soy la música de mi tierra, las notas de mi Ecuador.
Soy el encebollado a las 7 de la mañana, soy el ceviche de camarón, concha o calamar. Soy el encocado, la sal prieta, el tigrillo y el bolón. Soy la biela para calmar el calor. Soy también el cuy y las chugchucaras; el hornado, el sancocho, la fritada y la cascarita. Soy el queso de hoja, el dulce de higos y el arroz con leche. Soy el mote pata y la fanesca. Soy el cevichocho y el tostado de carretilla. Soy el ayampaco y las ancas de rana. Soy humitas, quimbolitos y tamales. Soy la sal y sazón que da sabor al ecuatoriano.
Soy inca, cañari, saraguro. Soy shuar, achuar, kichwa, cofán y tsáchila. Incluso soy tagaeri, taromenane. Soy montuvio y afrodescendiente. Soy la diversidad étnica que poseemos. Soy tortugas, piqueros, osos de anteojos, cormoranes, mariposas, iguanas, brujillos, horneros, llamas. Soy orquídeas, rosas, sauces llorones, ceibos. Soy la variedad tan amplia de vida, en un espacio tan reducido.
Soy la fortaleza de Dolores Cacuango y Tránsito Amaguaña. La calidez y amabilidad de Leonidas Proaño. Soy la valentía de Sucre, Lamar, Sainz y Cañizares. Soy la espada de Eloy Alfaro, la mano talentosa de Guayasamín o Kingman. Soy un poema de Noboa y Caamaño, una película de Hermida, Cordero o Luzuriaga. Soy las carcajadas que a todos nos ha sacado Juana Estrella.
Sí, soy a mucha honra ecuatoriano. Soy la mitad del mundo y el punto más cercano al Sol. Soy ‘Islas Encantadas’, soy patrimonio natural y cultural de la humanidad. Soy un solo grito de “¡Sí se puede!” que hoy más que nunca debe resonar en nuestros corazones.
Hoy más que nunca soy de aquí, indistintamente de si arrastro las eres, rasgo algunas letras u omito las eses. Hoy más que nunca soy un canto a mi lindo Ecuador. Hoy más que nunca mi piel, mi corazón, mi alma y mis venas son amarillas, azules y rojas. Hoy más que nunca soy Ecuador. (O)
Sebastián Carrasco Hermida
