Con ese mote se ha referido un excomilitante del ministro-candidato o candidote (por lo cándido), calificativo que le ha dado el atleta de los 100 metros planos (sale corriendo cuando oye las botas de los policías sacudiéndose el polvo). Me imagino que cuando eran militantes de la ID sus discrepancias no se resolvían en el plano de la discusión ideológica o la praxis de la dialéctica, de la crítica y autocrítica que se estila en un partido de izquierda. Más bien la respuesta del cándido ha sido que quería entrar como camaleón en el gobierno de Correa y se estaba palanqueando el puesto de Ministro de Trabajo.

Un borrego de Troya me imagino que es como un caballo de Troya, o sea que es alguien que entra con engaño a algún lugar, en este caso a la ciudad de Troya, o sea que ambos sabían que eran borregos de Troya, ya que ambos estaban entrando a un lugar que no les corresponde. Conclusión: ambos son borregos de Troya. La duda que queda es cuántos borregos de Troya todavía quedan, o también cuántos han salido. Podría haber otros borregos de Troya, como por ejemplo en la reunión de la Conaie el día de ayer. Mi general se hacía el disimulado, como que no era con él cuando las bases gritaban que se vayan.  También hay otro borrego de Troya, uno que dizque ha ‘entrado’ sin que nadie lo elija como dirigente de los jubilados y cada vez que comienza a hablar se queda sin gente la sala, lo conocen como el ‘cobra-alquiler ajeno’ porque cobraba como sabido el alquiler del local de la ID.

Todos estos borregos salen de la extinta ID. ¿Qué diría mi querido doctor?, como él mismo se proclama, es del ala izquierda de la socialdemocracia. Le daría pena, coraje, iras, decepción, pero no solo en Quito, aquí en Guayaquil, también ha salido uno de ID que entra como borrego de Troya a dirigente de la extrema derecha,  se reúne con la gusanera de Miami,  es la voz oficial del fascismo el 30-S, pero el mote de borrego le queda grande, mejor le queda el cuy de Troya.

Ing. Salomón Fuentes Vidal, Esp.