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El Telégrafo

CTE necesita cambios estructurales

12 de febrero de 2012 - 00:00

¿Cuál es la real función de la Comisión de Tránsito del Ecuador?

Es lo que me pregunto y lo que se pregunta el grueso de la ciudadanía en Guayas, especialmente donde existe mayor presencia de los elementos uniformados de esta institución.

Con esta inquietud accedí a la página web de la entidad para buscar información al respecto. Encontré que definen su trabajo en el apartado de Misión/Visión/Valores, específicamente en la Visión, de la siguiente manera: “Ser una institución dedicada a velar por la seguridad vial, fomentando en la ciudadanía una conciencia responsable y solidaria para prevenir accidentes y salvar vidas, ejerciendo control y brindando los servicios de tránsito con honestidad y excelencia, asegurando una respuesta inmediata, justa y profesional”.

Ahora bien, ejercer el control del tránsito, entre lo que deduzco, es lo medular de su existencia. Con esta función ellos contribuirían a prevenir accidentes. Sin embargo, de las declaraciones a la prensa por parte de los efectivos enviados al control con equipos tecnológicos de punta, como son los nuevos radares, se colige que no buscan prevenir accidentes, sino reprimir a los conductores que excedan la velocidad permitida en determinados tramos de la vía.

Esta tergiversada conciencia de la misión encomendada, los uniformados la han heredado de viejas estructuras que llevaron a la institución -otrora orgullo de Guayaquil- a convertirse en una especie de colmena de corrupción, donde todo trámite, toda gestión se realizaba, descaradamente y a plena luz, mediante la coima, el esquilme, el chantaje.

En los noticiarios de televisión aparece el mediático comandante Lalama y otros uniformados reprochando que los conductores “se avisan entre ellos” mediante radios y con cambios de luces cuando está instalado un radar y el operativo de control, y así “se cuidan y reducen la velocidad”, por lo que optan por cambiar de lugar, a algún punto donde los puedan coger desprevenidos.

Entonces, ¿cuál misma es la “Misión” de los uniformados? ¿Reprimir o prevenir? Digo: ¿No es mejor que en todos los tramos considerados peligrosos para peatones y conductores tengan la prevención debida? ¿No es mejor que el índice de sancionados por exceso de velocidad se reduzca a cero, con lo que tendríamos menos accidentes? Al parecer, los miembros de la CTE asumen que la adquisición del moderno equipo de control tiene que arrojar resultados de por sí y porque sí. Con esta teoría, entonces, si las Fuerzas Armadas compran equipo y material bélico, debemos ir a la guerra para justificar esa adquisición.

Por ello, mi apreciación es que la CTE necesita de cambios estructurales que vayan desde los cimientos, que se cambie la mentalidad de sus miembros o, mejor dicho, que se cambien los miembros con esa caduca mentalidad por nuevos elementos con formación técnica y ética.

Atentamente,

Ramiro Serrano Miranda
Durán - Guayas

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