Debo indicar que años anteriores fui un fumador con suerte llegando a fumar hasta dos cajetillas por día, esta actitud me perjudicaba la salud y el bolsillo, pero antes de que sea demasiado tarde muchas personas han dejado el cigarrillo y otros más lo hemos dejado producto de los estragos en nuestras vidas.

A los fumadores les cuesta mucho económicamente mantener el consumo diario de este humo mortal, pero yo logré dejarlo atrás. Ahora lamento que todos los lugares de venta, ya sean tiendas de abarrotes o vendedores de caramelos, expenden cigarrillos de contrabando cuyo valor es de $ 0.10 por unidad y $ 1 por cajetilla.

Considero que esta situación se convierte en un acto de corrupción, en el cual el Ministerio de Salud o las instituciones de control encargadas  permiten el expendio de esta droga.

Es sencillo capturar a los principales de estas redes ilegales pues están en todos lados, en todas partes; es hora de que las autoridades dejen de promover la filosofía de los tres monos sabios (uno de se tapa la boca para no hablar, el otro se tapa los oídos para no escuchar y el otro se tapa los ojos para no ver).

Parece increíble que el Estado permita que ingresen cigarrillos del extranjero y a tan bajo precio; aquellas personas que estábamos inmersas en el vicio y que hemos tenido el valor de dejarlo atrás no necesitamos motivos para volver a consumir. (O)

Ricardo Ordóñez Jaramillo